Realismo
| Definición RAE
1. Forma de ver las cosas sin idealizarlas. |
Es la capacidad de percibir, analizar y actuar en función de la realidad tal como es, sin distorsionarla por ilusiones infundadas, miedos exagerados o idealizaciones ingenuas. Supone una actitud de objetividad y apego a los hechos, que no excluye la esperanza o la creatividad, sino que las encuadra dentro de límites alcanzables y coherentes.
Una persona realista no se deja arrastrar por el exceso de optimismo sin fundamento. Mantiene un equilibrio entre la visión aspiracional y el reconocimiento de las limitaciones presentes, buscando soluciones prácticas y aplicables.
Desde una perspectiva ética, el realismo implica honestidad intelectual: reconocer los datos y circunstancias tal como se presentan, incluso cuando son incómodos o contrarios a nuestras expectativas. Esto significa partir de un diagnóstico certero para que las metas y las estrategias sean viables.
En las empresas, el realismo es clave para la planificación estratégica, ya que evita proyectos excesivamente ambiciosos que puedan fracasar por falta de sustento o promesas que no puedan cumplirse.
Al aceptar la realidad como punto de partida, se optimizan las posibilidades de mejora y se construyen resultados sostenibles en el tiempo.
Realismo vs. otras posturas
- Realismo vs. Idealismo: el idealismo proyecta lo que “debería ser” y, a veces, pasa por alto lo que “es”. El realismo parte de la situación actual, pero puede incorporar elementos ideales como objetivos a largo plazo, siempre que se tracen pasos concretos para alcanzarlos.
- Realismo vs. Pesimismo: El pesimismo tiende a subrayar lo negativo y anticipar fracasos; el realismo se centra en lo que efectivamente existe, valorando lo positivo y lo negativo con la misma objetividad.
- Realismo y pragmatismo: Comparten la atención a lo práctico, pero el realismo mantiene un enfoque más amplio, contemplando no solo la eficacia, sino también la coherencia con la verdad de los hechos.
Beneficios del realismo
- Basarse en información real y verificable reduce errores y aumenta la eficacia de las acciones.
- Permite anticipar problemas y diseñar planes realistas de contingencia, evitando crisis mayores.
- Al evaluar correctamente la situación, se hace un uso eficiente de recursos a lo que realmente es viable y prioritario.
- Evita falsas expectativas y disminuye la frustración.
- Fortalece el liderazgo al proyectar una visión alcanzable y generar compromiso genuino porque las propuestas se perciben como concretas.
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