Economía para la regeneración

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En biología, la regeneración es el proceso por el cual se recupera la estructura y la función de órganos o partes del cuerpo dañados.

Por su parte, la "regeneración natural” (Natural Regeneration) es la recuperación de un bosque, después de sufrir una alteración, en ausencia de la intervención humana. Esta acción resulta en el incremento de la funcionalidad del ecosistema, la complejidad y estructura en la diversidad de especies vegetales, y la disponibilidad de un hábitat, entre otros.

La regeneración natural, que supone regresar a su equilibrio natural después de una alteración, es propia de todos los ecosistemas. Sin embargo, hay situaciones en las que el ser humano con su actividad altera este equilibrio introduciendo o eliminando especies animales o vegetales, destruyendo hábitats o transformando notablemente el paisaje.

Esto sucede en un sinnúmero de casos cuando se llevan a cabo proyectos o actuaciones en el medio natural que producen modificaciones en el entorno, tal como sucede con la minería, la creación de infraestructuras, obras hidráulicas etc., o cuando un espacio se abandona por perder su función social tradicional, como ocurre con las tierras agrícolas abandonadas o las vías pecuarias. En estos casos, son necesarias actuaciones de restauración, que tienen como objetivo intervenir de manera que el proceso de regeneración se acelere y las etapas de sucesión natural tengan lugar de una forma menos dilatada en el tiempo.

Para poder desarrollar las correctas actuaciones que terminen con la restauración de un espacio degradado, es importante conocer en profundidad las técnicas de incorporación de elementos naturales (flora, fauna, modificación de sustratos, etc.) más adecuadas a cada entorno, sabiendo diseñar el tratamiento concreto y siendo capaces de devolver el espacio al estado más parecido posible al original.

Sustentabilidad y regeneración

¿Por qué hoy, además de ocuparnos de la sustentabilidad, debemos trabajar para la regeneración?

El 19 de diciembre de 1987 es considerado el “día de la deuda ecológica”, ya que marca el momento exacto en que la humanidad pasó a estar en falta con la capacidad de regeneración de los ecosistemas. Ser conscientes de esta fecha nos obliga a tener que volver una vez más sobre el concepto de control de daños e incorporar el de la resiliencia, que es el proceso necesario para volver al estado inicial y poder superar la adversidad, adaptarse y recuperarse (es importante que tengamos en cuenta que a pesar de todos los esfuerzos que podamos hacer en pos de la restauración del planeta hay una enorme cantidad de especies que se han extinguido durante el último siglo por la acción del hombre y que nunca podrán volver a ser recuperadas).

En el siglo pasado Heidegger ya afirmaba que “esto en donde el hombre vive ya no es la Tierra”. El informe del PNUMA, “Planeta muerto, planeta vivo: Diversidad biológica y restauración de ecosistemas para el desarrollo sostenible”, presenta los argumentos económicos a favor de la reparación del mundo natural que ha sido dañado o perdido –desde bosques y sistemas de agua dulce hasta manglares y humedales– , y sostiene que avanzar en esta dirección va a permitirnos generar nuevos empleos, combatir la pobreza y producir rendimientos multimillonarios. Por su parte la WWF cada dos años publica su informe Living Planet Report, basado en evidencia científica que da cuenta del impacto de la actividad humana sobre la salud del planeta.

Por eso es tan importante que en algunas regiones del mundo que todavía tienen sus ecosistemas sanos, como es el caso de Latinoamérica, los gobiernos cambien su actual abordaje del concepto de progreso y avancen en la dirección del paradigma de la sostenibilidad, evitando caer en modelos de desarrollo que ya está probado que han quedado obsoletos y cuyas consecuencias conocemos. Es importante al respecto tener en cuenta que a la naturaleza le llevó millones de años construir los ecosistemas que los seres humanos somos capaces de destruir en un instante. En este sentido, como sostiene el rabino Abraham Skorka “ya es hora que el hombre comience a redimir la Tierra y aprenda del diálogo que mantienen los pueblos originarios con la naturaleza”.

La regeneración como negocio

Desde el punto de vista económico, la regeneración está siendo tomada como plataforma para el emprendimiento de nuevas eco-empresas dedicadas a la regeneración y sustentabilidad ambiental basadas en tecnologías ecológicas, para el beneficio de regiones sobreexplotadas o contaminadas.

Son empresas que buscan proteger el capital natural, hacer más ecológica la economía, y preservar la salud y el bienestar de los habitantes. Están orientadas al mejoramiento, descontaminación y regeneración del medio ambiente, o al menos a minimizar los efectos de la actividad humana sobre el medio, realizando controles de desechos, limpiando ríos, cuencas y suelos, e incorporando tecnologías ecológicas para el tratamiento de aguas, aire y residuos tóxicos, y la recuperación la flora y fauna.

Estos servicios ecológicos dan una solución real al problema de contaminación. Son en todos los casos operaciones costosas y por lo general complicadas, pero que representan una oportunidad de negocios y que requieren el involucramiento de los gobiernos para lograr armonizar y hallar un equilibrio entre el ambiente y las actividades económicas. De nada servirá regenerar un ambiente si los responsables que lo dañan no hacen un cambio en sus procesos.

Para ello, todos los actores deben entender que la transformación hacia una economía ecológica ayuda a reducir costos ambientales y a reducir el consumo de recursos naturales. También, que la aplicación de tecnologías ecológicas podrá generar empleos en las regiones que han sido sobreexplotadas o dañadas, creando a su vez una industria competitiva reduciendo y reciclando materiales.

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