Economía de impacto

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La economía de impacto es un tipo de sistema muy diferente de la economía capitalista tradicional, que se enfoca únicamente en los rendimientos financieros. Esta corriente económica busca dar soluciones efectivas, eficientes, sostenibles y justas a los problemas sociales y medioambientales de nuestra sociedad. Con este fin, apunta a que aquellas inversiones con implicación positiva y directa en las personas y el medioambiente –de lo que se hablaba hace una década en la creación del Global Steering Group for Impact Investment (GSG)– impliquen a todo el sistema. También que los consumidores y accionistas desafíen a los empresarios y ejecutivos a demostrar que generan sus ganancias de una manera que contribuye al bien público.

Entendiendo este concepto, los profesionales responsables de áreas de sustentabilidad encargados de desarrollar y ejecutar estrategias de sostenibilidad deben identificar y abordar los posibles riesgos que una empresa u organización puede enfrentar en términos de su impacto en el medio ambiente, las prácticas laborales, la ética empresarial, entre otros.

Por otro lado, deben estar involucrados en la creación de nuevo valor orientado al impacto positivo. Esto implica buscar oportunidades para generar beneficios sociales y ambientales a través de la actividad empresarial. Por ejemplo, pueden explorar formas de reducir la huella de carbono de una empresa, promover la inclusión social en la cadena de suministro o desarrollar productos y servicios sostenibles.

Un nuevo desempeño corporativo

La creación de valor empresarial es el objetivo principal de una empresa. Sin embargo, la emergente Economía de Impacto está transformando tanto el concepto de valor empresarial. En la Economía de Impacto, el crecimiento económico y el crecimiento empresarial no son independientes de la resolución de problemas sociales y ambientales, y cada vez más pueden estar alineados con estos objetivos.

A medida que este campo evoluciona, también se puede comenzar a utilizar de manera precisa y coherente la divulgación de datos para comparar empresas y sectores, de la misma manera que se hace con el rendimiento financiero tradicional. Esto marca el comienzo de una nueva era de transparencia e integridad en la medición de los impactos generados por las empresas.

En los últimos años, hemos presenciado un nivel de conciencia sin precedentes sobre la acción climática y la necesidad de generar un impacto en el clima. Esto se debe a una serie de factores, como las expectativas del mercado financiero, las nuevas regulaciones y las nuevas generaciones de empleados y consumidores que demandan una mayor acción por parte de las marcas para las que trabajan y de las que compran.

De la RSE a la Economía de impacto

Pasar de la RSE a Economía de Impacto puede resultar ser la mayor transformación económica que el mundo haya visto desde la Revolución Industrial. Un informe encontró que los modelos de negocios sostenibles podrían abrir oportunidades económicas por un valor de $ 12 billones y crear 380 millones de empleos para 2030.

Muchas empresas ya están viendo valor comercial en áreas que van desde el ahorro de costos y la eficiencia, la atracción y retención de talento y la mejora de sus cadenas de suministro, todo lo cual da como resultado negocios mucho más duraderos y resistentes.

Si bien los aumentos en el valor de la empresa son importantes, la identificación de nuevas oportunidades de generación de ingresos puede ser el mayor impulsor de valor. Esta nueva generación de valor está afectando prácticamente a todas las industrias, ya que más consumidores y trabajadores eligen conscientemente empresas con una estrategia sostenibles.

Al desarrollar productos y servicios relacionados con la sostenibilidad y la reducción de emisiones de carbono, estas empresas están demostrando su compromiso con la protección del medio ambiente y contribuyendo a la lucha contra el cambio climático, están pasando de la tradicional RSE a Economía de Impacto.

Transformación de la economía y valor nuevo

En el futuro la economía será de impacto o no será, y, más pronto que tarde, dejaremos de etiquetarla como tal. Afortunada e irremediablemente, vamos hacia una economía dónde las decisiones considerarán el impacto generado por la actividad empresarial y pública de la misma manera que la rentabilidad económica. Y ese vínculo intimará hasta fusionarse y dejar de hablar de impacto y simplemente hablar de economía. Los ciudadanos y consumidores son cada día más exigentes en el modelo de sociedad que quieren vivir y legar y, a la vez, qué productos quieren consumir en función del impacto que generan. Consecuentemente, las empresas deberán satisfacer dicha necesidad si quieren seguir siendo competitivas, al igual que los gobiernos, si quieren ser elegidos.

En tal sentido, la economía de impacto recorre un continuo. Entre las organizaciones que solo se enfocan en generar valor social y las empresas convencionales, cuyo fin es maximizar el beneficio y la rentabilidad para sus accionistas, existen muchos modelos que combinan rentabilidad económica con el impacto social:

1.    Centros especiales de empleo y empresas de inserción, que proporcionan trabajo a personas en riesgo de exclusión social y venden sus productos y servicios.

2.    Emprendedores sociales, preocupados por el impacto de su actividad en los recursos del planeta y las personas.

3.    ONG que funcionan con criterios de mercado B-corps.

4.    Empresas de la economía del bien común.

5.    Empresas de la economía colaborativa.

8 beneficios de generar impacto positivo

Los siguientes 8 puntos reflejan los beneficios económicos que puede tener el impacto positivo dentro de una compañía. Son 8 relaciones entre variables económicas que demuestran que las compañías de impacto son ya una gran oportunidad de inversión.

1.Reducción de costos.

Gran parte del gasto de las compañías se destinan a cubrir costos fijos relacionados con el consumo de energía eléctrica de sus oficinas o sus centros de operaciones, o también a pagar suministros como la gasolina en sus desplazamientos.

Los procesos de eficiencia energética o la inversión en energía renovable han demostrado que son rentables y que su inversión merece la pena porque a largo plazo acaba generando ahorro para la compañía.

También los nuevos modelos de movilidad colaborativa ofrecen la posibilidad de aprovechar rutas de terceros o conectar unas rutas con otras para evitar las largas distancias y el desaprovechamiento de espacio en las flotas.

Todas estas iniciativas, además de disminuir el número de emisiones de gases de efecto invernadero son optimizadores de negocio y generadores de ahorro para las compañías.

2.Acceso a fuentes de financiación

En ciertos momentos las compañías necesitan financiación para impulsar el crecimiento. Por ejemplo, a la hora de afrontar un proyecto de internacionalización hacia un nuevo mercado.

Muchas veces tienen los recursos necesarios para afrontar estos procesos, pero muchas veces tienen que recurrir a financiación externa.  Las compañías que ofrecen esta financiación cada vez le dan más importancia al impacto social o ambiental que genera la empresa para conceder ese capital que necesitan.

Los bancos u otras entidades financieras, al igual que las administraciones públicas buscan apoyar proyectos de compañías que estén ayudando a solucionar grandes retos sociales o ambientales y, por lo tanto, el acceso a financiación será más sencillo si tu compañía genera impacto positivo desde el principio.

Esto es algo que está sucediendo ya en industrias que requieren gran inversión para sus proyectos como puede ser la energía. Las entidades de financiación ya están ofreciendo mejores condiciones a aquellos proyectos que sean menos dañinos para el medio ambiente.

3.Adaptación a la regulación.

Impulsada por instituciones internacionales como Naciones Unidas y los propios gobiernos, la regulación se está transformando para penalizar a aquellos que se desvíen de la hoja de ruta de las prioridades globales.

Tanto a nivel local como global, la regulación se está modificando para incluir medidas que fomenten una economía menos nociva para nuestro planeta. Si la regulación siempre ha sido un agente importante para las compañías, ahora tiene todavía más protagonismo.

Los reguladores están obligando cada vez más a las compañías a reportar y medir el impacto ambiental que generan para crear una economía más transparente. En países como Canadá, por ejemplo, se están impulsando los impuestos al carbono que penalizan a aquellos que generan estas emisiones.

4.Posicionamiento de marca.

Aunque pueda parecer menos importante que las anteriores, la sostenibilidad y el impacto positivo son elementos muy valiosos para el posicionamiento y el valor de una marca.

Vivimos en un entorno muy competitivo donde cada vez es más complicado diferenciarse. Captar la atención del usuario, crear contenidos relevantes que llamen la atención de la gente y generar recuerdo de marca es un desafío.

Dentro de este entorno, tanto los medios como los consumidores son muy receptivos a contenidos de compañías que generen impacto positivo. Este tipo de contenido será más relevante, se compartirá con mayor rapidez y ayudará a aumentar el valor de tu marca.

5.Satisfacción de cliente.

El propio consumidor está cambiando dando cada vez más protagonismo a la sostenibilidad de los productos que compra y ejerciendo su poder como un comprador responsable.

Los clientes valoran por tanto cada vez más este tipo de productos y demandan a las compañías que se transformen para ayudarles a ellos mismos a ser más responsables. Esto hace que se sientan más satisfechos cuando sus compras cumplen con estos criterios.

Esto es, por lo tanto, una palanca clave para la retención del cliente, aumentar los índices de recomendación y evitar la pérdida y abandono hacia productos de la competencia que apuesten por esta estrategia en su modelo de negocio.

6.Acceso a nuevos clientes.

Al igual que una oportunidad de satisfacción de cliente actual, es una oportunidad de llegar a nuevos clientes que antes no podían acceder a tu producto.

En el mundo existen muchas personas sin acceso a internet, a una cuenta corriente o a un colegio o carrera universitaria.  Haciendo llegar tu producto a estos nuevos públicos y mercados estás generando crecimiento y penetrando en nuevos mercados.

Lo mismo sucede con personas con discapacidad, personas con problemas auditivos o de visión que no pueden acceder a productos concretos. El diseño y la innovación puede hacer estos productos también accesibles a estas personas y generar así también valor de negocio.

Con estas iniciativas, además de satisfacer necesidades de aquellos que más lo pueden necesitar, estás también generando valor para tu negocio.

7.Captación y retención de talento.

Está demostrado que tener una compañía responsable con la sociedad y con el medio ambiente y que genera impacto positivo es una palanca de atracción y retención de talento dentro de una organización, especialmente en las generaciones más jóvenes.

Distintos estudios demuestran que los empleados que trabajan con un propósito de este tipo son empleados más satisfechos y que, por lo tanto, pasan más tiempo en las compañías en las que trabajan.

Esto es especialmente relevante en las generaciones más jóvenes donde cada vez es más común cambiar de compañía. Si las empresas buscan personas comprometidas que tengan una larga carrera con ellos, deben encargarse de conectar con sus empleados, con sus valores y hacerles sentir parte de un camino común.

Tener gente buena dentro de una empresa es una ventaja competitiva fundamental, una compañía sin talento es una compañía muerta.

8.Calidad de producto.

Muchos de los productos que hoy consumimos se basan en procesos de producción donde la naturaleza juega un rol fundamental. Si el ecosistema en el que se desarrollan estos productos cada vez es menos saludable, los productos que consumimos también lo serán.

En el caso de los alimentos, por ejemplo, si crecen en un suelo con menor fortaleza, en unas condiciones climáticas más adversas o incluso en un mar con plástico y contaminado, está claro que los productos van a ser de peor calidad.

En muchas industrias, la sostenibilidad no es sólo una cuestión crítica para la estrategia de tu compañía o tu modelo de negocio, sino que puede alterar y condicionar totalmente la calidad de un producto de consumo.

La economía de impacto y los criterios ESG

ESG son las siglas en inglés de ‘Environmental, Social and Governance’. La E de “Environmental” engloba los efectos que las actividades de las empresas tienen en el medioambiente, de forma directa o indirecta. La S de “Social” refiere al impacto que una determinada empresa tiene en su entorno social, en la comunidad. La G de “Governance” alude al gobierno corporativo de la empresa, por ejemplo, a la composición y diversidad de su Consejo de Administración, las políticas de transparencia en su información pública o sus códigos de conducta. Los criterios ESG abarcan diversos campos, tales como las emisiones de carbono, el impacto ambiental, la ciudadanía corporativa y el desarrollo de capital humano. Las empresas incorporan cada vez más a su lenguaje estas tres siglas, ya que el peso que estos criterios tienen para los inversores en el momento de elegir una u otra inversión, es clave.

En cuanto a las reglas obligatorias de ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) en el horizonte, las divulgaciones corporativas están evolucionando de ser voluntarias a ser obligatorias, con la implementación de nuevas regulaciones gubernamentales en marcha.

Las divulgaciones ESG obligatorias y la economía de impacto son cada vez más importantes en este sentido, y los profesionales que se dedican a generar un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente deben estar preparados para supervisar estos aspectos en su trabajo. En este sentido los Chiefs Sustainabiliy Officers (CSO) tienen mucho que aportar debido a su relación con las distintas partes interesadas, como son clientes, inversores, accionistas, y un profundo conocimiento de los problemas sociales y medioambientales, así como su capacidad de influir en todo el negocio. En lugar de centrarse únicamente en cumplir con ciertos requisitos éticos y normativos, como sucedía en el pasado con la responsabilidad social corporativa, estos profesionales deben avanzar hacia estrategias más amplias que aborden tanto la mitigación de riesgos como la creación de nuevo valor.

En primer lugar, deben enfocarse en la mitigación de riesgos relacionados con factores ambientales, sociales y de gobernanza. Esto implica identificar y abordar los posibles riesgos que una empresa u organización puede enfrentar en términos de su impacto en el medio ambiente, las prácticas laborales, la ética empresarial, entre otros. Además, deben estar involucrados en la creación de nuevo valor orientado al impacto positivo y contribuir al desarrollo sostenible. Esto implica buscar oportunidades para generar beneficios sociales y ambientales a través de la actividad empresarial. Por ejemplo, pueden explorar formas de reducir la huella de carbono de una empresa, promover la inclusión social en la cadena de suministro o desarrollar productos y servicios sostenibles.

Prácticamente todas las versiones de divulgación obligatoria de ESG incluyen divulgaciones relacionadas con el clima como componente principal, y en particular, la divulgación de la huella de carbono de la empresa. Esta divulgación reconoce el papel que cada sector debe desempeñar para lograr la meta de reducir las emisiones de carbono a cero para mediados de siglo y limitar el calentamiento global a 1.5°C.

Es por eso que una de las primeras acciones que están tomando las empresas es establecer objetivos de reducción de carbono. Las empresas están evaluando su huella de carbono actual y estableciendo metas realistas para reducir sus emisiones, identificando las áreas en las que pueden hacerlo y definiendo el marco de tiempo para lograrlo.

El desempeño de una empresa en relación al clima se ha vuelto relevante para los inversionistas. Esto se evidencia en las más de 2000 empresas que han establecido objetivos de carbono basados en la ciencia, incluyendo más de 700 de las empresas públicas más grandes del mundo y un tercio de las empresas públicas más grandes de Europa que se han comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono para 2050.


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