Bondad

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Definición RAE

1. Cualidad de bueno.

2. Natural inclinación a hacer el bien.

3. Acción buena. U. m. en pl. Agradezco tus bondades.

4. Blandura y apacibilidad de genio.

5. Amabilidad de una persona respecto a otra.

Bondad es la cualidad de bueno, un adjetivo que hace referencia a lo útil, agradable, apetecible, gustoso o divertido. Una persona con bondad, por lo tanto, tiene una inclinación natural a hacer el bien.

El bien es el valor otorgado a una acción de un individuo, es una inclinación natural a fomentar lo deseable, motivado por una comprensión del entorno, de las personas (por ejemplo, a través de un profundo ejercicio de la empatía) y/o de uno mismo.

Algunas religiones, como la judía y la cristiana, contemplan la historia del mundo y la historia de cada ser humano como una lucha histórica entre el bien y el mal, en la que el bien es previo al mal y lo supera. De ahí que se promueva la virtud, como camino del bien, y se combata al pecado, como camino del mal.

Se considera que una persona tiene la cualidad de la bondad cuando siempre se mantiene dispuesta a ayudar a quien lo necesita, cuando se muestra compasiva con las personas que se encuentran sufriendo por distintas circunstancias y también cuando mantiene una actitud amable y generosa hacia los demás.

Beneficios de la bondad

  • Tal como dijo Platón dijo: “buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro”.
  • Ser bondadosos nos produce satisfacción y sentido porque estamos invirtiendo en algo más grande que nosotros mismos.
  • Se vincula con la capacidad para sentir compasión, es decir padecer con el otro; sentir como propio el padecimiento de los demás y esforzarse en remediarlo.
  • Implica relacionarnos con nuestro prójimo, lo cual nos brinda la conciencia de no estar solos y proporciona significado, sentido de pertenencia y esperanza.
  •  Autores de diferentes orientaciones académicas, han recalcado en sus textos que en el bienestar del ser humano influyen, por un lado, la individuación o desarrollo máximo de la propia personalidad, y por otro, el ajuste de esa individualidad con algún proceso espiritual trascendente, hasta el punto de que en cierto sentido una persona no encuentra la identidad hasta que no se compromete o entrega a algo más allá de él mismo. La bondad y el altruismo son en tal sentido los mecanismos psicológicos más elaborados y adaptativos del ser humano ante su angustia vital.