Participación ciudadana

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A pesar de que de una manera cotidiana todos tenemos más o menos claro cuando somos o no partícipes en algo, el concepto de participación no resulta fácil de definir. El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua lo define como “tener uno parte en una cosa o tocarte algo de ella”, “compartir, tener las mismas opiniones e ideas que otra persona”. Implica la acción de ser parte de algo, de intervenir o compartir en un proceso.

Una de las definiciones más aceptadas por la comunidad internacional afirma que la participación “es la capacidad para expresar decisiones que sean reconocidas por el entorno social y que afectan a la vida propia y/o a la vida de la comunidad en la que uno vive”.

El término participación social o ciudadana puede ser conceptualizado desde diferentes perspectivas teóricas: puede referirse a los modos de fundamentar la legitimidad y el consenso de una determinada población, o también a los modos de luchar contra las condiciones de desigualdad social y para cuya superación se necesita impulsar la participación.

Desde una perspectiva colectiva, el concepto participación aparece como aquella intervención que requiere de un cierto número de personas cuyos comportamientos se determinan recíprocamente. De acuerdo a esto, participar es sinónimo de intervención colectiva.

Desde la perspectiva de las ciencias sociales, la participación es entendida como la asociación del individuo con otro/s en situaciones y procesos más o menos estructurados, donde el individuo adquiere un mayor ejercicio de poder en relación a determinados objetivos finales.

Tipos de participación

Dentro de los tipos o formas de participación, se distinguen dos grandes ámbitos:

El público, que obedece a aspectos más globales e incluye dentro de éste la participación ciudadana y la política.

El privado, en el que se encuentran la participación social y la comunitaria, que tienen como objetivo atender los intereses comunes o mejorar la calidad de vida de las comunidades

Así, podemos clasificar cuatro formas básicas de participación:

1. La participación ciudadana:

La participación ciudadana se entiende como la intervención de los ciudadanos en la esfera pública, en función de intereses sociales de carácter particular.

Desde la perspectiva normativa, el término de participación ciudadana puede restringirse a aquellos casos que representan una respuesta, individual o colectiva, de la sociedad a una convocatoria realizada por parte de las autoridades gubernamentales en aquellos espacios institucionales que éstas designan o crean para el efecto.

En la democracia representativa vigente, en ocasiones, una parte de la sociedad es la que detenta el poder de representación, tomando decisiones de forma legítima que afectan a una mayoría. En este sentido, es conveniente combinar lógicas de representación y participación directa.

2. La participación política:

La participación política es un elemento esencial de los sistemas democráticos. Se define como toda actividad de los ciudadanos que está dirigida a intervenir en la designación de los gobernantes y/o a influir en los mismos con respecto a una política estatal. Las actividades en que se articula la participación política pueden ser legales o ilegales, de apoyo o de represión.

3. La participación social:

La participación social implica la agrupación de los individuos en organizaciones de la sociedad civil para la defensa y representación de sus respectivos intereses. Por ejemplo, grupos de inmigrantes, discapacitados, etc., que buscan el mejoramiento de las condiciones de vida o la defensa de sus intereses.

El desarrollo de este tipo de participación articula el tejido social organizacional que puede tener presencia importante en el desarrollo de nuevas formas de participación, sobre todo en la esfera de lo público.

La participación social es un derecho humano esencial de toda persona, y una sociedad puede considerarse democrática cuando todos sus ciudadanos y ciudadanas participan.

Es uno de los componentes más importantes de la construcción de la democracia. A través de ella se contribuye a asegurar el cumplimiento de otros derechos.

4. La participación comunitaria:

La participación comunitaria es el conjunto de acciones desarrolladas por diversos sectores en la búsqueda de soluciones a sus necesidades específicas.

Se encuentra unida al desarrollo de un sector o un grupo comunitario y tiene como fin el mejoramiento de las condiciones de vida en la comunidad.

En la participación comunitaria es el propio grupo el que estipula las relaciones en función del problema, al cual busca solución mediante un proyecto de desarrollo de mejoras o cambio de la situación.

Una de las características de la participación comunitaria es que busca mejorar el bienestar de los miembros de la comunidad en función de valores que le son propios, para que la mejora pueda ser sostenible en el tiempo.

De esta manera, los problemas de la comunidad pueden ser resueltos de manera endógena, sin requerir la iniciativa de entes externos, y las soluciones se ajustan a su entorno porque surgen del consenso de sus miembros.

De una manera general, todos los procesos de participación se encuentran profundamente vinculados al desarrollo humano, sostenible y social, dado que son educativos, capacitadores y socializantes en sí mismos, tanto para los que intervienen en ellos directamente como para la comunidad en general, a la vez que son mecanismos para la consecución de tareas de interés colectivo.

Participación en la toma de decisiones

Hasta hace pocos años, la participación comunitaria en el desarrollo económico y social era un tema altamente polémico, objeto de fuertes controversias, fácilmente susceptible de rápidos etiquetamientos ideológicos. Una de sus descalificaciones más frecuentes era considerarla ser parte del reino de las “utopías”, sin sentido de realidad.

Sin embargo, en la actualidad gran parte de los organismos internacionales de mayor peso están adoptando la participación como estrategia de acción en sus declaraciones, proyectos, e incluso en diversos casos están institucionalizándola como política oficial.

Las Naciones Unidas integró la promoción de la participación como un eje de sus programas de cooperación técnica en el campo económico y social. En los informes sobre desarrollo humano que el organismo viene publicando desde 1990 y que examinan problemas sociales fundamentales del planeta, indican en todos los casos a la participación como una estrategia imprescindible en el abordaje de los mismos.

Una participación social amplia implica los siguientes aspectos:

• La incorporación de la población en la discusión, decisión, sostenimiento, realización y control de los proyectos para el desarrollo local, especialmente en aquellos en los que, como segmento específico, se encuentren más directamente implicados.

• La incorporación de los pobladores locales en la definición de sus gobiernos locales y en su fiscalización. • La realización de estos procesos de manera organizada, o crecientemente organizada, sin implicar desgastes organizacionales ni disipación de capital social

Participar es un concepto complejo y dinámico que remite más a un proceso que a un estado o a una meta, por lo que podría hablarse de niveles de participación. Pero también puede ser un medio para alcanzar una meta, lo cual incluye la formación de líderes para mejorar y agilizar la eficacia de un proyecto, y es un fin en sí mismo en cuanto fortalece la autoestima de la población al proporcionarle un control sobre los actos comunitarios y sus gobiernos.

Este tema, ligado a la formación de líderes y la autogestión del gobierno, ocupa actualmente un lugar relevante, ya que da cuenta de una relación Estado- sociedad diferente, donde el individuo deje de ser objeto para transformarse en sujeto que participa en la construcción de sociedades democráticas.

En cualquier caso, la participación debe sujetarse a principios democráticos que incluyan a las minorías mediante procedimientos que garanticen que las opiniones mayoritarias no "sometan" a las minorías ni se impongan sobre ellas. No se trata por lo tanto de ser tolerante con las opiniones minoritarias, sino de incluirlas en un procedimiento que las integre de manera sistemática, como mecanismos sinérgicos de mejoramiento de las propuestas y proyectos.

Por tanto, podemos decir que la participación es:

• Un proceso activo encaminado a transformar las relaciones de poder, que tiene como intención estratégica incrementar y redistribuir las oportunidades de los actores sociales de ser parte en los procesos de toma de decisiones.

• Un ejercicio que brinda los medios para intervenir en el desarrollo y permite ir creando espacios para influir en las decisiones que afectan la vida.

La base orgánica para lograrla son las agrupaciones humanas. Ellas suponen una necesidad y una voluntad comunes formalizadas para alcanzar un propósito, conducirse a sí mismas, y sobre todo, relacionarse con los demás y lograr lo que se proponen. En estas organizaciones o agrupaciones se despliegan de manera orgánica tácticas y estrategias que buscan soluciones; se toman decisiones y se generan actividades; se establecen normas y se conjugan intereses hasta alcanzar altos niveles de consenso.

Casos de participación ciudadana

Auditoria ciudadana

El Programa Auditoría Ciudadana es una herramienta de participación que, a partir de determinados métodos de investigación, permite a una comunidad autoevaluar y mejorar su vida democrática, vinculando la política con la vida y con los problemas cotidianos de la gente.

Una auditoría, por definición, contrasta datos de la realidad con ciertos parámetros o estándares, a fin de examinar su grado de cumplimiento. En el caso de las auditorías ciudadanas, los estándares se denominan aspiraciones y la idea de calidad de la democracia se refiere al grado en que las prácticas democráticas de una comunidad se acercan a esas aspiraciones. Los miembros de una comunidad y su gobierno local se reúnen en un Foro Cívico para acordar sus aspiraciones democráticas, compararlas con la realidad y buscar juntos los caminos para mejorarla.

¿Qué prácticas democráticas evalúa el programa?

Entendemos por prácticas democráticas las reglas de juego que vinculan al estado y a la sociedad. Este programa se basa en cuatro de ellas por considerar que están ubicadas en la base de la construcción de las instituciones de la democracia: cultura cívica, participación ciudadana, trato al ciudadano y rendición de cuentas.

• Cultura cívica es el conjunto de valores, creencias y conocimiento de la ciudadanía sobre la democracia y sobre el ejercicio de los derechos y deberes que esta implica.

• Participación ciudadana es la expresión de las normas y programas públicos que crean oportunidades para la intervención de los ciudadanos en la gestión y el uso efectivo que los ciudadanos hacen de esas oportunidades.

• Trato al ciudadano es el modo que adquiere la interacción entre funcionarios y ciudadanos; se focaliza en la capacitación de los agentes públicos y en el respeto recíproco a la dignidad de las personas.

• Rendición de cuentas es la forma en que se someten al examen de la ciudadanía las actuaciones de los funcionarios y los resultados de su gestión y el grado en que la ciudadanía exige esa información.

Más información:

Auditoria ciudadana

Para leer más:

Auditorías ciudadanas como herramientas para reinventar la democracia en América Latina.

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La doble hélice

La tarea de construir ciudadanía

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La participación ciudadana es hoy el principal sostén de la democracia.