Principio de coherencia

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Del latín cohaerentia, es la cohesión o relación lógica entre dos cosas, o entre las partes o elementos de algo, de modo que no se produce contradicción ni oposición ente ellas y las mantiene unidas en una relación lógica, consecuente y adecuada que se identifica entre las distintas partes que conforman una totalidad. También es la cualidad de la persona coherente o que actúa en consecuencia con sus ideas, principios, creencias o con lo que expresa y no se contradice. En este sentido, coherencia es la actitud consecuente de una persona en relación con una postura asumida anteriormente: cuando se dice que alguien es coherente, es porque se verifica que existe correspondencia entre su forma de pensar y de conducirse. Por ejemplo: “El secretario mostró su coherencia y renunció ante el despido de su jefe”, “Lo que estás diciendo no tiene coherencia”, “El presidente afirmó que seguirá trabajando con coherencia para solucionar los problemas de la población”.                                                                                                  

La coherencia también se asocia a aquello que resulta entendible a partir de la lógica. Un político hablará con coherencia si no realiza promesas imposibles de cumplir ni distorsiona la realidad. Lo contrario sería que prometiese cosas que no podrá cumplir, por lo tanto, en ese caso, su conducta podrá calificarse de incoherente.

Este concepto resulta especialmente subjetivo, dado que la falta de coherencia puede ser muy grave en ciertos contextos, pero algo sin importancia en otros. En el ejemplo antes dado, especialmente en lo que respecta a las decisiones y promesas de un gobierno, ser coherente con las propias declaraciones y con los planes es sinónimo de responsabilidad, y es un rasgo que los ciudadanos buscan en sus dirigentes para poder confiar en ellos.

La coherencia en el plano personal

En el plano personal, en muchas oportunidades los seres humanos nos sentimos perdidos, especialmente al llegar a ciertos puntos clave de nuestra vida. Esa sensación de no tener control sobre nosotros mismos está relacionada con la falta de conexión que existe entre nuestros deseos más profundos y las decisiones que finalmente tomamos.

No actuar con coherencia a la hora de tomar determinadas decisiones puede afectarnos gravemente para el resto de nuestras vidas.

Pero no se trata de una mera equivocación, sino de la consecuencia de una fuerte influencia que nos condiciona socialmente desde que nacemos y nos dice cómo debemos ser, qué debemos hacer, qué debe gustarnos, y, en muchos casos, acabamos por creerlo; aunque, tarde o temprano, la verdad aflora.  .

La coherencia dentro de las organizaciones

A nivel organizacional, la coherencia reside en poder alinear en ser, con el hacer y con el decir, o dicho de otra forma: alinear el “storybeing, con el storydoing y el storytelling”.

Un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, exige para su análisis un enfoque sistémico. El enfoque sistémico, denominado también como enfoque de sistemas, significa que el modo de abordar los objetos y fenómenos no puede ser aislado, sino que tienen que verse como parte de un todo. No es la suma de elementos, sino un conjunto de elementos que se encuentran en interacción, de forma integrada, es decir, coherentemente integrada, que producen nuevas cualidades con características diferentes, cuyo resultado es superior al de los componentes que lo forman y provocan un salto de calidad.

Cuando pensamos en una organización de nueva generación y hacemos alusión a la coherencia, no estamos hablando de otra cosa que de poder alinear el “ser”, es decir los temas y cuestiones vinculadas con el Propósito de la organización, con el “hacer”, un modelo de gestión sostenible e integrado, y el “decir” fundamentado en la  comunicación sostenible y el diálogo con los stakeholders. En estas últimas décadas, a partir de incorporar el Propósito como una dimensión clave en la vida organizacional, la coherencia se ha convertido en uno de los pilares centrales del management sistémico integrado.

Ya no funciona más el “haz lo que yo digo, pero no hagas lo que yo hago”. La necesidad de dar testimonio permanente de uno mismo a través del ejemplo, hace que la coherencia se haya convertido en uno de los principales valores y de las mayores virtudes de un líder de nueva generación. Como bien nos recuerda Gandhi: “sé el cambio que quieres ver en el mundo”.

El greenwashing, por ejemplo, es una de las consecuencias de la falta de coherencia en la estrategia organizacional, con las consecuencia nefastas que actitudes y comportamientos de este tipo conllevan: destrucción de la confianza, confusión e hipocresía, en definitiva, todas formas que apuntan a la falta de falta de credibilidad y que nos conducen a la insostenibilidad.

Muchas veces vemos empresas que han invertido una cantidad enorme de recursos en sus campañas de publicidad, y sin embargo se han olvidado de factores básicos como por ejemplo la amabilidad en la atención al cliente, otro claro ejemplo de falta de coherencia en su accionar.

La coherencia en la estrategia organizacional y su implementación

La falta de coherencia en la construcción de la estrategia organizacional, lleva a las instituciones a no poder encarnar sus más altas aspiraciones y, por ende, a fallar en el alcance de sus objetivos, y en el cumplimiento de su misión.

La necesidad de poder contar con una estrategia coherente, permite que las organizaciones de nueva generación puedan construir un pacto cultural alineado alienado con las nuevas agendas y de esa forma anticiparse a las exigencias de sus stakeholders, muy especialmente a las exigencias de las nuevas generaciones a través de una correcta gestión de talento humano.

En lo que respecta al modelo sistémico cognitivo de la estrategia - Modelo PENTA, es muy importante que la coherencia se haga presente en la forma en la que se vinculan los pilares y las ligas que conforman los ejes de implementación y formulación de la estrategia, y los procesos y macroprocesos que se dan dentro del sistema.

Dimensiones de la estrategia vinculadas con el “ser”

·       Identidad

·       Propósito, Misión y Visión.

·       El Pacto cultural.

·       El alineamiento organizacional: construyendo consensos.

·       El ciclo de vida de la organización.

Dimensiones de la estrategia vinculadas con el “hacer”

En cuanto a los procesos

·       Reconversión de recursos: circularidad y la colaboración.

·       Ecoeficiencia - Impacto

·       Integración/unanimidad - Adaptación y anticipación

En cuanto a la implementación

·       Modelo de gestión sostenible integrado

·       Análisis de contexto macro y micro a nivel interno y externo.

·       Planeamiento estratégico integrado.

Dimensiones de la estrategia vinculadas con el “decir”

·       La atracción e impulsión a través del marketing y la comunicación.

·       La comunicación sostenible.

·       Las conversaciones con propósito.

·       El diálogo con los stakeholders

·       Posicionamiento, imagen y reputación.

·       Marcas con propósito.

Por último, para que una organización pueda sostenerse en el tiempo es necesario que el  abordaje de su estrategia corporativa y operativa se encuentre regido por principios de realidad, razonabilidad, proporcionalidad, equilibrio, benevolencia,  verdad, e integralidad, y que se haga presente la coherencia como un valor inclaudicable, que asegure y promueva la cohesión, la congruencia y el balance entre todos ellos. Una estrategia que no contemple estos principios tanto a nivel interno como externo de la organización, tendría muchas posibilidades de fracasar debido a los altísimos niveles de riesgo que los altos mandos estarían asumiendo innecesariamente.

Para más información

Evolución del modelo sistémico cognitivo de la estrategia - Modelo PENTA