Ciudadano

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Un ciudadano es una persona considerada como miembro de un Estado titular de derechos civiles y políticos, que se somete a sus leyes.

Se trata de un concepto sociopolítico y legal de significado variable, usado desde tiempos antiguos y a lo largo de la historia, aunque no siempre de la misma manera.

Según el filósofo colombiano Bernardo Toro, “un ciudadano es toda aquella persona que, en cooperación con otros, tiene la capacidad de crear, transformar o conservar el orden social en el que ella misma quiere vivir, cumplir, y proteger para la dignidad de todos”.

Historia del término

Según Aristóteles: “... a menudo se discute sobre el ciudadano y en efecto no todos están de acuerdo en quién es ciudadano. El que es ciudadano en una democracia con frecuencia no es ciudadano en una oligarquía”.

Además, y también según Aristóteles, la mujer no era un ciudadano propiamente dicho, ni durante la niñez ni en la edad adulta, ni soltera, ni casada.

La Encyclopedie define ciudadano como: “Aquel miembro de una sociedad libre, de varias familias, que comparte los derechos de esta sociedad y se beneficia de sus franquicias”.

No se considera ciudadanos a quienes residen temporalmente en una similar sociedad y cuando terminan su asunto se alejan, ni a quienes han sido desposeídos o cesados. Tampoco los menores y los sirvientes son ciudadanos propiamente dichos, sino que lo son en cuanto pasan a ser miembros de la familia de un ciudadano.

En la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), se liga el concepto de derechos con ciudadanía y se afirma que los derechos del hombre son "naturales, inalienables y sagrados", y que todos los hombres "nacen libres e iguales".

El Diccionario Julio Casares define al ciudadano como: ”El que está en posesión de los derechos de la ciudadanía”. También define el adjetivo ciudadano como ”natural o vecino de una ciudad, o perteneciente a una ciudad”.

El Diccionario de la Real Academia Española define el término ciudadano como adjetivo y como nombre. La acepción nombre significa “habitante de las ciudades antiguas o de Estados modernos, como sujeto de derechos políticos, y que interviene, ejercitándolos, en el gobierno del país ”El avance de la vigésimo tercera edición del DRAE indica que, "ciudadano" -designa m. y f- “es una persona considerada como miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos y sometido a sus leyes”.

Origen del concepto

El concepto surge en las primeras sociedades sedentarias y estatales, regidas por códigos legales escritos. En esos códigos aparece una serie de obligaciones y de derechos políticos, civiles o sociales que regulan las relaciones entre individuos y miembros de cada sociedad. Aparece la noción de ciudadanía, habitualmente para definir a un cierto conjunto de individuos de una sociedad (hasta entonces, algunos individuos quedaban excluidos y recibían una designación diferente). Los derechos y obligaciones de esos códigos conferían a un individuo la condición de "ciudadano". En las sociedades pre-estatales no existe un equivalente claro de este concepto, pues se trataba de sociedades relativamente igualitarias y con una organización social simple y sin códigos legales escritos. En referencia a Aristóteles, en su libro III sobre Política, abordaba a la ciudadanía como el sentido de pertenencia de esos derechos. Sin embargo, el autor clásico se hacía dos preguntas: ¿quién es el ciudadano? y ¿a quién se le llama ciudadano?

A la primera pregunta, Aristóteles respondía que ser ciudadano significaba ser titular de un poder público no limitado, permanente: ciudadano es aquel que participa de manera estable en el poder de decisión colectiva, en el poder político. Mientras que a la segunda pregunta ¿a quién se le llama ciudadano?, respondía que a todo aquel individuo que sea capaz de ser tal. Se distinguen tres etapas: una "ciudadanía civil" en el siglo XVIII, vinculada a la libertad y los derechos de propiedad; una "ciudadanía política" propia del siglo XIX, ligada al derecho al voto y al derecho a la organización social y política y, por último, en esta última mitad de siglo, una "ciudadanía social", relacionada con los sistemas educativos y el Estado de Bienestar.

Evolución histórica del concepto

Los romanos tenían coincidencias con el concepto de ciudadano de los griegos. Su pequeña variante reside en quienes merecían ser ciudadanos. Para los romanos, estos eran todos aquellos que habitaran en la civitās ('ciudad' en sentido amplio), de un padre y una madre que fueran ciudadanos, y a los cuales se les otorgaban derechos. Los mismos esclavos, incluso, podían conseguir su libertad y volverse ciudadanos.

Sin embargo, la ciudadanía, en la época romana, se podía perder por tres motivos: porque un hombre libre cayera en la esclavitud; porque el ciudadano cambiara de civitās o de comunidad o por ser extranjero.

Los derechos que los ciudadanos romanos adquirían podían ser desde el derecho a constituir una familia; a tener esclavos y liberarlos; el derecho a contraer obligaciones; a votar en los comicios decidiendo sobre la guerra y la paz; a la creación y designación de los magistrados, hasta el de ser elegido, precisamente, a las magistraturas. Este sentido de ciudadano se modifica cuando, al término de la Edad Media, los filósofos iusnaturalistas sugieren que la libertad individual, en el mundo moderno, no depende de la pertenencia a la comunidad, al contrario, la antecede y la condiciona. Esta idea surge gracias al nacimiento del Estado moderno y después de la Declaración de los Derechos Fundamentales del Hombre, que deja como consecuencia la Revolución francesa, haciendo que el concepto del ciudadano descanse en estos derechos políticos, civiles y sociales. Así, el ciudadano responde a una colectividad, a una pertenencia de la comunidad que lo iguala a sus pares, gracias a esos derechos.