Autoridad

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Definición RAE:

1. Poder que gobierna o ejerce el mando, de hecho o de derecho.

2. Potestad, facultad, legitimidad.

3. Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia.

4. Persona que ejerce o posee cualquier clase de autoridad.

Con origen en el vocablo latino auctorĭtas, el concepto de autoridad hace referencia a una potestad que logra alguien, a un líder legítimo y a alguien que obtiene poderes o facultades sobre un grupo de personas. Por lo general, permite nombrar a quienes gobiernan un país o región y tienen, por imposición o voluntad popular, voz de mando.

La autoridad, según se desprende de sus definiciones teóricas, describe además el prestigio que ha cosechado, a través de los años, un individuo u organización a raíz de su calidad, su preparación o a la importancia alcanzada en un determinado plano.

En concreto, podemos establecer que existen dos tipos de autoridad claramente delimitados. Así, por un lado, nos encontramos con lo que es la autoridad jurídica que es aquella que se determina y se impone por obligación. A su vez se compone de dos clases: la formal, que es aquella que ejerce un jefe sobre sus correspondientes subordinados, y la operativa. Esta es la que se caracteriza porque no se ejerce sobre personas sino que se define como la potestad que tiene alguien para decidir el realizar una serie de acciones concretas.

Por otro lado, el segundo tipo de autoridad es el llamado moral. En este caso, concreto, la misma es la que otorga a una persona no sólo conocimientos sino también prestigio o posición. Al igual que sucedía con el jurídico, este se puede dividir a su vez en dos modalidades.

Así, contamos con la autoridad moral técnica que es aquella que tiene un individuo en base a su experiencia profesional. Esta supone que se le reconozca capacidad y pericia por lo que además sus opiniones serán muy tenidas en cuenta sobre la citada materia en la que sea un experto.

La segunda modalidad de autoridad moral es la llamada personal. Quien tenga esta se puede decir que es un líder pues sus cualidades psicológicas, morales y sociales le dan una posición ascendente con respecto a otras.

La autoridad, entonces, puede ser considerada como una modalidad de dominación debido a que implica obediencia por parte de otros. Sin alguien que obedezca y cumpla órdenes, no hay autoridad posible.

En Aristóteles, la autoridad funge como el elemento indispensable para dirigir mejor los destinos de los ciudadanos, en beneficio de la comunidad; y de exigir, al mismo tiempo, el mejor ejercicio de las funciones de los demás, las cuales se inscriben dentro del ámbito de coordinación de las actividades que realiza la autoridad, de manera que siempre existe una relación directa entre el trabajo y la virtud.

El sustento de la autoridad en Aristóteles es la comunidad. Esta categoría de análisis no sólo responde al control social para alcanzar los objetivos comunitarios, sino que obedece a un ámbito de responsabilidad compartida entre quienes ejercen el dominio y los dominados, lo que significa asumir el carácter legítimo de la autoridad por estar sustentado en un propósito común, que conlleva la asunción de mandatos como orientaciones de la conducta plenamente reconocidas por todos. Los mecanismos de participación de los sujetos investidos de mando obedecen al carácter previamente legitimado de sus acciones, en el sentido de responder a una condición social que les da un sustento moral a sus directrices de acción, con lo que el actuar concreto de la autoridad se justifica en la capacidad individual para ejercer las tareas de mando.

Dentro de las organizaciones, la autoridad está determinada por los procesos de legitimación que se producen en una relación de mando y obediencia.

Beneficios de la autoridad

  • La autoridad permite que en las sociedades civilizadas se mantenga un orden, y que puedan aplicarse las reglas de convivencia
  • La autoridad no se otorga sino que se adquiere, y tiene que ser adquirida si se quiere apelar a ella. Queda plenamente validada cuando existe el carácter objetivo de su reconocimiento frente a los demás, bien sea por la capacidad de discernir racionalmente el curso de las acciones o por la aptitud para la realización de las tareas.
  • La autoridad permite establecer directrices legítimas de comportamiento colectivo, debido a que los mecanismos de coordinación que proyecta se encuentran sustentados en el conocimiento de la función.
  • En las organizaciones se requiere de un líder con autoridad que dirija y coordine el esfuerzo común, en aras de lograr determinados objetivos. Una autoridad legítima encarnada en el hombre más apto para la coordinación o realización de las tareas, que en términos aristotélicos sería aquella que tenga la virtud más probada para cumplirlas de la mejor manera.
  • El poder, en este sentido, ya no sólo responde al carácter impositivo de los mandatos, sino que apela al poder legítimo que ejerce la autoridad para alcanzar ciertos fines, en el contexto de un reconocimiento común, informado y voluntario, de los subordinados, validados por el acuerdo implícito entre ellos y la autoridad, y que en todo momento está supeditado al carácter racional de las acciones.
  • Los sujetos investidos de esta autoridad legítima influyen en los demás para orientar de la mejor manera las tareas, lo cual queda validado por el acuerdo intersubjetivo de los actores que reconocen en esta autoridad la capacidad de dirección; el llamado "organigrama oficial" no produce la legitimación, sino el propio actuar de los sujetos y los elementos inherentes a su condición de experto dentro del ámbito de actuación en el que se desempeña.