Economía de comunión

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La Economía de Comunión (EdC) es un movimiento que busca aportar un granito de arena a la sociedad a través de la “cultura del dar” (no del asistencialismo).    

La Economía de Comunión fue creada por Chiara Lubich en 1991 luego de un viaje a San Pablo (Brasil). El contraste entre rascacielos y favelas la impactó tanto que rápidamente ideó el Proyecto de Economía de Comunión, un movimiento de empresas administradas con “una cultura de comunión”, cuyas bases son “dar, recibir, compartir”, para tener un mundo sin pobreza.

La EdC se basa de la “cultura del dar”, que apunta a que las personas logren su felicidad en la comunión. A diferencia del asistencialismo, la cultura del dar tiene como fin la reciprocidad. No significa “regalar” porque el “dar caritativamente” no contribuye a resolver la pobreza. Por lo tanto, se trata de dar no solo bienes materiales, sino capacidades, habilidades y talentos necesarios para todo desarrollo personal y social.

Veamos un ejemplo. Cuando una familia vive en la miseria, el punto de partida es comprenderla, entrando en relación con ella, cuáles son las relaciones que no funcionan, en pos de reactivar la comunión de bienes en la comunidad local, y en un segundo momento lanzar iniciativas de ayuda concreta.

Uno de los principales cuestionamientos hacia este estilo de “vida empresarial” es la rentabilidad de la compañía. De acuerdo con Nicolás Gallo, profesional interesado en la EdC, “La empresa de economía de comunión tiene que ser rentable o sino no es empresa. Es decir, esto se logra a partir de trabajar valores como la confianza y la reciprocidad. Por ejemplo, cuando se deben tomar decisiones no solo se prioriza al lucro, sino también las necesidades de las personas que están dentro de la empresa, poner a la persona en el centro de la empresa, incluso a la par o arriba del lucro”.

La Economía de Comunión  en Argentina

En julio de 1992 se reunieron representantes de distintas regiones argentinas y dieron vida a una sociedad anónima denominada UNIDESA S.A., que significa “unidad y desarrollo”. La organización tiene por objetivo la difusión del proyecto EdC a través de la radicación de empresas en el polo ‘Solidaridad’ (una superficie de 35 hectáreas aproximadamente a unos 230 km de la Ciudad de Buenos Aires, donde se asientan empresas de diversas actividades). Por fuera del mismo se suman empresas como Dimaco S.A, Electromecánica Breccia, entre otras.

La realidad de la EdC en Córdoba

El movimiento viene tomando cada vez más fuerza en esa provincia. Las empresas que construyen dichos valores son:

  • Sushisoul, franquiciante, delivery y un restaurante.
  •  Premed, obra social.
  •  Grupo C3 SA, distribuidora de insumos médicos.
  • Tego, construcción
  • Panza Llena, gastronomía

Una de las historias que se surgió en los encuentros fue la de Matías Cerviño, dueño del Grupo C3 SA. “Matías le dio la oportunidad a un chico que estaba saliendo de la recuperación de drogas. Empezó como empleado del depósito, terminó siendo encargado del depósito. Después este pibe tuvo una recaída. ¿Qué hizo Matías? No tomó ninguna decisión porque las decisiones las toma en equipo con los empleados. Los reunió a todos y decidieron darle otra oportunidad. Ellos mismos se turnaron para ocupar ese puesto, porque si contrataba a otra persona, ya lo echaban. Entonces ellos lo cubrieron haciendo trabajo extra”.

Otro de los avances de la Economía de la comunión en Córdoba fue la creación de la Cátedra Abierta de Economía Civil en la Universidad Católica de Córdoba. Este tipo de economía abarca a todas las nuevas economías, a diferencia de la economía política que se basa solamente en la idea del lucro.