Decálogo de la lógica para discusiones y debates

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1.    No atacarás a la persona, sino al argumento (Ad hominem).

En lógica se conoce como argumento ad hominem (del latín ‘contra el hombre’) ​ a un tipo de falacia informal (argumento que, por su contenido o contexto, no está capacitado para sostener una tesis) que consiste en dar por sentada la falsedad de una afirmación tomando como argumento quién es el emisor de esta. Para utilizar esta falacia se intenta desacreditar a la persona que defiende una postura señalando una característica o creencia impopular de esa persona, en vez de criticar el contenido del argumento que defiende la postura contraria.

Una falacia ad hominem tiene la estructura siguiente:

  • A afirma B;
  • hay algo cuestionable (o que se pretende cuestionar) acerca de A;
  • por tanto, B es cuestionable.

Al denunciar este tipo de falacia, no se debe caer en el error de pensar que por existir un argumento ad hominem la afirmación de B sería verdadera (esto es también una falacia conocida como argumento ad logicam). El hecho de que alguien desacredite al orador no prueba nada acerca de la falsedad o veracidad de lo que este diga.

2.    No malinterpretarás o exagerarás el argumento de una persona para debilitar su posición (Hombre de paja).

La falacia del hombre de paja, del espantapájaros o del monigote es una forma de argumento y una falacia informal por la que se da la impresión de refutar un argumento, pero se hace a través de una idea que no va en la línea de argumentación de la discusión, por lo que no se refuta debidamente el tema de fondo. Se dice que quienes se involucran en esta falacia, en realidad están «atacando a un hombre de paja». El nombre proviene de los monigotes medievales para entrenamiento militar, donde el argumento falaz es figurativamente colocado como un oponente más fácil de vencer que el argumento original.

El típico argumento de un hombre de paja es crear la ilusión de haber refutado o derrotado completamente la proposición de un oponente, mediante el reemplazo encubierto de la misma por una proposición diferente, y la subsiguiente refutación de ese falso argumento en lugar de atender a la proposición de su oponente. Los argumentos del hombre de paja se han utilizado a lo largo de la historia en debates polémicos, particularmente en aquellos muy cargados de emociones.

3.    No tomarás una pequeña parte para representar el todo (Generalización apresurada o Secundum quid).

En lógica, la generalización apresurada, generalización indebida, Según quien o inducción indebida es una falacia informal que se comete al inferir una conclusión general a partir de una prueba insuficiente. Una generalización apresurada puede dar lugar a una mala inducción y por tanto a una conclusión errónea. ​ Por ejemplo, considérese el siguiente argumento:

1.    Juan es alto y es rápido.

2.    María es alta y es rápida.

3.    Matías es alto y es rápido.

4.    Por lo tanto, todas las personas altas son rápidas.

Concluir que todas las personas altas son rápidas, porque haya tres que lo sean, es una generalización apresurada. Es muy probable que haya personas que sean altas y que sin embargo no sean rápidas.

El límite entre una generalización apresurada y una buena inducción a veces puede ser difuso, y establecer un criterio claro para distinguirlos es parte del problema de la inducción.

4.    No intentarás demostrar una proposición suponiendo que una de sus premisas es cierta (Petitio principii).

La petición de principio (del latín petitio principii, "suponiendo el punto inicial") es una falacia informal que se produce cuando la proposición por ser probada se incluye implícita o explícitamente entre las premisas, en un argumento que asumen la verdad de la conclusión, en lugar de respaldarla.

El siguiente argumento es un ejemplo de una petición de principio:

1.    Yo siempre digo la verdad.

2.    Por lo tanto, yo nunca miento.

En este argumento, la conclusión está contenida en la premisa, pues decir la verdad es antónimo de mentir. Las peticiones de principio resultan más persuasivas cuando son lo suficientemente largas como para hacer olvidar al receptor que la conclusión ya fue admitida como premisa.

Ejemplo, la afirmación "El verde es el mejor color porque es el más verde de todos los colores" afirma que el color verde es el mejor porque es el más verde, lo que presupone que es el mejor.

Sin embargo, en el uso vernáculo moderno, la petición de principio se usa a menudo para significar "plantear la pregunta" o "sugerir la pregunta". A veces se confunde con "eludir la pregunta", un intento de evitarla, o tal vez más a menudo rogar la pregunta significa simplemente dejar la pregunta sin respuesta.

5.    No asegurarás que algo es la causa simplemente porque ocurrió antes (Post hoc ergo propter hoc).

Post hoc ergo propter hoc es una expresión latina que significa «después de esto, eso; entonces, a consecuencia de esto, eso» o «tras esto; luego, por causa de esto». A veces se acorta por post hoc. Post hoc también se denomina correlación coincidente.

Es un tipo de falacia que afirma o asume que si un acontecimiento sucede después de otro, el segundo es consecuencia del primero. Este es un error particularmente tentador, porque la secuencia temporal es algo integral a la causalidad: es verdad que una causa se produce antes de un efecto. La falacia viene de sacar una conclusión basándose solo en el orden de los acontecimientos, lo cual no es un indicador fiable. Es decir, no siempre es verdad que el primer acontecimiento produjo el segundo acontecimiento.

Post hoc es un ejemplo de la falacia de afirmación de la consecuencia. Puede expresarse así:

  • El acontecimiento A sucedió antes que el acontecimiento B.
  • Por lo tanto, A debe haber causado B.

Post hoc se relaciona también con la falacia de «correlación no implica causalidad» o cum hoc ergo propter hoc.

Ejemplo:

  • El gallo siempre canta antes de que salga el sol.
  •  Por lo tanto, el canto del gallo provoca que salga el sol.

6.    No reducirás discusión solo a dos posibilidades (Falso dilema).

La falacia informal del falso dilema involucra una situación en la que se presentan dos puntos de vista como las únicas opciones posibles, cuando en realidad existen una o más opciones alternativas que no han sido consideradas. Las dos alternativas son con frecuencia, aunque no siempre, los puntos de vista más extremos dentro de un espectro de posibilidades. En vez de tales simplificaciones extremistas suele ser más apropiado considerar el rango completo de opciones, como en la lógica difusa. El falso dilema también es conocido como dilema falsificado, falacia del tercero excluido, falsa dicotomía, falsa oposición, falsa dualidad, falso correlativo o bifurcación.

Un falso dilema no tiene por qué estar necesariamente limitado a dos alternativas, pudiendo involucrar tres o más, pero en todo caso se caracteriza por omitir alternativas razonables sin argumentar esa exclusión, sea esta deliberada o accidental.

7. No afirmarás que por la ignorancia de una persona, una afirmación ha de ser verdadera o falsa (Ad ignorntiam).

En lógica, un argumento ad ignorantiam o argumentum ad ignorantiam, también conocido como llamada a la ignorancia, es una falacia informal que consiste en defender una proposición, argumentando que no existe prueba de lo contrario, diciendo la incapacidad de un oponente a presentar pruebas convincentes de lo contrario. Quienes argumentan de esta manera no basan su argumento en el conocimiento, sino en la falta del mismo, es decir, en la ignorancia. ​

Esta impaciencia con la ambigüedad suele criticarse con la frase: «la ausencia de prueba, no es prueba de ausencia»;​ es decir, se comete esta falacia cuando se infiere la verdad o falsedad de una proposición basándose en la ignorancia existente sobre ella.

Un argumento ad ignorantiam tiene dos posibles estructuras:

Ausencia de prueba en contra como prueba a favor

1.    No se puede refutar A

2.    Por lo tanto, A es verdadero

Lo falaz de este tipo de argumentos se ve con más claridad con algunos ejemplos concretos:

·                   Sobre la existencia de Dios:

1.   No se puede probar que Dios existe.

2.   Por lo tanto, Dios no existe.

Ausencia de prueba como prueba de ausencia

1. No se puede demostrar A

2. Por lo tanto, A es falso

Lo falaz de este tipo de argumentos se ve con más claridad con algunos ejemplos concretos:

·       Sobre la inexistencia de Dios:

1.   No se puede probar la existencia de Dios.

2.   Por lo tanto, Dios no existe.

8. No dejarás hacer la carga de la prueba sobre aquel que está cuestionando una afirmación (Onus probandi).

El onus probandi (‘carga de la prueba’) es una expresión latina del principio jurídico que señala quién está obligado a probar un determinado hecho ante los tribunales.

El fundamento del onus probandi radica en un viejo aforismo de derecho que expresa que «lo normal se entiende que está probado, lo anormal se prueba». Por tanto, quien invoca algo que rompe el estado de normalidad, debe probarlo («affirmanti incumbit probatio»: ‘a quien afirma, incumbe la prueba’). Básicamente, lo que se quiere decir con este aforismo es que la carga o el trabajo de probar un enunciado debe recaer en aquel que rompe el estado de normalidad (el que afirma poseer una nueva verdad sobre un tema).

En Academia, el onus probandi significa que quien realiza una afirmación, posee la responsabilidad de probar lo dicho. Entre los métodos para probar un negativo, se encuentran la regla de inferencia lógica modus tollendo tollens («que es la base de la falsación en el método científico») y la reducción al absurdo.

9. No asumirás que “esto” sigue “aquello” cuando no existe conexión lógica alguna (Non sequitur).

En lógica, non sequitur (del latín «no se sigue») es un argumento en el cual la conclusión no se deduce (no se sigue) de las premisas. En sentido amplio, se aplica a cualquier razonamiento inconsecuente o inválido, es decir, toda falacia es un non sequitur.

Un ejemplo de non sequitur es el siguiente:

1.   Si es un perro (A), entonces es mamífero (B)

2.   Es mamífero (B)

3.   Por lo tanto, es un perro (A)

Este argumento tiene la siguiente forma:

1.    Si A, entonces B

2.    B

3.    Por lo tanto, A

Esta es una forma de argumentación inválida llamada afirmación del consecuente. Es un error, dado que el consecuente B puede tener otras razones para ocurrir aparte de A. Nótese que la primera premisa es un condicional, lo cual significa que el antecedente A es suficiente para el consecuente B, pero no viceversa. En este ejemplo, aunque las premisas sean verdaderas, la conclusión puede ser falsa, porque no todos los mamíferos son perros.

Un ejemplo más evidente es el siguiente:

1.    Si estoy en Kioto, entonces estoy en Japón

2.    Estoy en Japón

3.    Entonces, estoy en Kioto

En este segundo ejemplo, aunque es correcto que Kioto está en Japón, no siempre que se está en Japón se está en Kioto.

10. No asumirás que una afirmación por ser popular debe ser cierta (Argumento ad populum).

Un argumento ad populum, argumentum ad populum (en latín, «dirigido al pueblo») o sofisma populista es una falacia que implica responder a un argumento o a una afirmación refiriéndose a la supuesta opinión que de ello tiene la gente en general, en lugar de al argumento por sí mismo. Se suele tomar como que un argumento es válido solo porque mucha gente lo cree así.

Un argumento ad populum tiene esta estructura:

1.    Para la mayoría, A es verdadero.

2.    Por lo tanto, A es verdadero.

Los argumentos ad populum se suelen usar en discursos más o menos populistas, y también en las discusiones cotidianas. También se utiliza en política y en los medios de comunicación, aunque no es tan poderosa como el argumentum ad hominem. Suele adquirir mayor firmeza cuando va acompañada de un sondeo o encuesta que respalda la afirmación falaz. A pesar de todo, es bastante sutil y para oídos poco acostumbrados al razonamiento puede pasar inadvertido. Por ejemplo:

  • «Este artista debe de ser muy bueno, ya que millones de fanes no pueden estar equivocados».
  • «Esta marca es la marca líder en Europa; por eso, deberías comprar sus productos».
  • «Todo un pueblo no puede equivocarse».