De qué hablamos cuando hablamos de cambio de paradigma y creación de valor sostenible o integral

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En 1922, Thomas Kuhn, el científico estadounidense autor del libro La estructura de las revoluciones científicas, dio una nueva definición del término paradigma: "Paradigma es una cosmovisión, un conjunto de experiencias, creencias y valores, que afectan tanto al individuo como a la sociedad en la forma en la que perciben la realidad y prevalece en el contexto histórico del momento”.

En nuestras conversaciones cotidianas es muy habitual que hablemos de los cambios. Que afirmemos convencidos y sintamos que todo está cambiando todo el tiempo. Paradójicamente, pareciera que hoy lo único permanente es el cambio. Más allá de la concepción de Carl Jung que sostiene que el hombre es un “siendo” –lo que de algún modo explicaría esta percepción de cambio permanente que casi todos nosotros sentimos tanto en lo individual como en lo colectivo–, hoy podemos afirmar que la humanidad está transitando un momento histórico en el que se están cuestionando las instituciones y nuestra forma de organización política, económica y social. Una etapa de profundas transformaciones, que está modificando nuestras creencias, valores y nuestra concepción del mundo tal como lo concebíamos hasta el presente.

A lo largo de toda su historia la humanidad ya atravesó varios “cambios de paradigma”. Cada cambio estuvo vinculado a una crisis, que la precedió y sucedió. Este cambio de paradigma que estamos viviendo actualmente también responde al mismo patrón, porque desde la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989 la humanidad en su conjunto viene cabalgando cambios permanentes y crisis en todos los ámbitos, tanto en el orden local y regional como global.

En el pasado, tanto el sector privado como el sector social y el sector público tenían que concentrarse solamente en su foco de creación de valor. Respondían a un modelo de misión y visión unívoca de cada una de las institucionalidades. El cambio de paradigma que estamos atravesando o iniciando en este tiempo, lleva a que cada uno de estos sectores mantenga su foco original de creación de valor respectivo, pero que además deba comenzar a considerar el de los otros dos actores con el fin de complementarse y actuar en forma conjunta ya que, a partir del principio de corresponsabilidad e interdependencia, ninguno de estos tres sectores puede actuar en el contexto social por sí solo. Es por eso que cuando hoy una empresa –sector privado– tiene que dar respuesta a la sociedad para que ésta le renueve la licencia social que necesita para operar, deja de pensar exclusivamente en términos de lucro para incorporar los contenidos de la “nueva agenda” y comenzar a operar en términos de creación de valor económico (CVE).

En cuanto al sector social, por la demanda de tener que atender a la misma agenda de transparencia, gobernabilidad, legitimidad, validación externa, medición de impacto, etc., deja de ocuparse solamente de la beneficencia, la caridad y la filantropía, para enfocar su accionar en lograr impacto positivo y en consecuencia crear valor social (CVS).

Al respecto, hay que considerar que determinados grupos dentro de la sociedad, especialmente los grupos de riesgo, precisan inexorablemente de ayuda porque por su condición de precariedad y situación de pobreza no están en condiciones de valerse por sí mismos para asegurarse el sustento y su inclusión social, de modo que hay que brindarles la asistencia que necesitan por el tiempo que sea necesario. Este es un tema sobre el que no cabe ninguna discusión.

Hoy en día ya se están abordando nuevas dimensiones en el campo de la filantropía, como por ejemplo considerar a las inversiones sociales –de las que se esperan obtener importantes dividendos sociales en términos de inclusión y desarrollo– como instrumentos clave del cambio social.

Y con el sector público pasa exactamente lo mismo: cuando desde la sociedad se le exige al gobierno que aplique y ponga en práctica la agenda de la sostenibilidad y la regeneración –que además está alineada con los valores democráticos y republicanos–, éste deja de enfocarse exclusivamente en la acumulación y administración del poder, y la redistribución de la riqueza, y se convierte en un agente de creación de valor público (CVP).

¿En qué se diferencia el concepto de “creación de valor” respecto del paradigma anterior?

Que por este paso del modelo tradicional unidimensional al inter-retro-dependiente en el que se basa el desarrollo humano sostenible, las instituciones de cada sector deben ocuparse al mismo tiempo de su misión específica, aquello para lo que fueron creadas, y considerar también su articulación con las instituciones de los otros dos sectores con el fin de acompañar y sumar en el proceso de creación de valor de las mismas.

No estamos hablando de otra cosa que del concepto de valor compartido al que se refiere Michael Porter (concepto que ya había sido previamente abordado y desarrollado por el consultor argentino Alberto Levy).

Es en esta instancia donde se encuentran estas tres formas de institucionalidad, en las que se reúnen y alinean la creación de valor económico con la creación de valor social y la creación de valor público que da como resultado la creación de valor sostenible o integral, enfoque que a su vez da nacimiento a las organizaciones de nueva generación: organizaciones que se asumen a sí mismas como proyectos superavitarios, dinámicos, flexibles y en permanente cambio, movimiento y adaptación frente a las organizaciones tradicionales que tienden a ser rígidas, estáticas y muchas veces deficitarias. Organizaciones que, desde un abordaje sistémico, sin descuidar su foco de creación de valor respectivo, también promueven y acompañan las otras dos dimensiones de creación de valor. Por lo tanto, en la era del conocimiento la organización de la sociedad se consolida en torno a este nuevo paradigma en el que las tres formas de institucionalidad –el sector público, el privado y el social–, adquieren un nuevo “propósito” –que es aquello que define para qué hago lo que hago–, en pos de la creación de valor sostenible.

Para más información

• Ver Conferencia sobre cambio de paradigma y creación de valor sostenible, capítulos “Creación de valor sostenible”, “La Responsabilidad Social” y “Hacia una gestión sostenible”