Liderazgo participativo (democrático)
Los líderes participativos o democráticos reciben con los brazos abiertos las opiniones de todos e incentivan la colaboración. Aunque son ellos quienes tienen la última palabra, distribuyen las responsabilidades de tomar decisiones entre los miembros del equipo y hace que se sientan empoderados.
Forman parte activa del grupo e invierten tiempo y energía en el crecimiento de sus colegas, porque saben que al hacerlo contribuyen al logro de los objetivos comunes.
Este estilo de liderazgo motiva, genera entusiasmo y fomenta un diálogo abierto entre los integrantes para buscar juntos la mejor solución. Lo opuesto a un jefe autocrático es un líder democrático y participativo. Funciona especialmente bien en equipos con integrantes experimentados, capaces de aportar ideas valiosas. En cambio, su efectividad disminuye cuando el grupo carece de experiencia o cuando se requiere actuar con rapidez o en entornos de alta complejidad o caóticos.
Con este estilo, los empleados se sienten parte de la organización y aumentan su compromiso con ella, lo que favorece la retención del talento. Sin embargo, al requerir consenso, la toma de decisiones suele ser más lenta.
Ventajas del liderazgo participativo:
- Da lugar a contribuciones de mayor calidad.
- Fomenta la creatividad, el compromiso, la innovación y la participación de los integrantes del grupo.
- Todos entienden el panorama general y se sienten motivados para alcanzar los objetivos comunes.
- El sentido compartido de propósito mejora la capacidad de respuesta y la productividad.
Desventajas del liderazgo participativo:
- Los equipos con líderes participativos pueden ser menos productivos que aquellos con líderes autoritarios.
- Involucrar a todos los miembros del equipo requiere tiempo y puede ralentizar los procesos.
- Los miembros pueden perder confianza si el líder toma decisiones sin consultar.
- No es un estilo adecuado cuando los integrantes del equipo no tienen suficiente experiencia.