Diferencia entre revisiones de «Nueva diplomacia»

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Uno de los retos más importantes a los que nos enfrentamos es conseguir un mundo más humano. Esta idea debe transformarse en algo más que una ilusión. Es un imperativo moral. Necesitamos nuevas perspectivas y nuevas herramientas. Nos hace falta una nueva forma de diplomacia, que esté basada en los esfuerzos colectivos de una amplia gama de participantes, ya sean representantes de los gobiernos o de carácter independiente. Dependerá de nuestra habilidad para despertar la conciencia social sobre las necesidades humanas fundamentales en materia de seguridad y requerirá un nuevo consenso plural para abordar las necesidades y derechos básicos humanos que afectan a la vida diaria de millones de personas y que amenazan el orden internacional establecido durante las últimas décadas.
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Estas tendencias plantean retos importantes a las organizaciones internacionales existentes y a los tratados que legislan la conducta de los estados.
  
Uno de los retos más importantes a los que nos enfrentamos es conseguir un mundo más humano. Esta idea debe transformarse en algo más que una ilusión. Es un imperativo moral. Necesitamos nuevas perspectivas y nuevas herramientas. Nos hace falta una nueva forma de diplomacia, que esté basada en los esfuerzos colectivos de una amplia gama de participantes, ya sean representantes de los gobiernos o de carácter independiente. Dependerá de nuestra habilidad para despertar la conciencia social sobre las necesidades humanas fundamentales en materia de seguridad y requerirá un nuevo consenso plural para abordar las necesidades y derechos básicos humanos que afectan a la vida diaria de millones de personas.
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También, esta incipiente diplomacia supera las fronteras de las relaciones entre estados e implica a los individuos y a las organizaciones que tienen cabida en distintos sectores de la sociedad civil.  
 
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Al respecto, en los últimos años han proliferado en diferentes partes del mundo organizaciones sociales y ciudadanos globales que se autoconvocan y organizan foros, conferencias y encuentros, en algunos casos representándose a sí mismos y en otros a organizaciones del sector social.
Esta incipiente diplomacia supera las fronteras de las relaciones entre estados e implica a los individuos y a las organizaciones que tienen cabida en distintos sectores de la sociedad civil. El comienzo de este nuevo rumbo hacia un mundo más humano se puede reflejar en los éxitos obtenidos en la lucha contra las minas antipersonal y en las iniciativas para restringir la proliferación de armas ligeras y de pequeño calibre. En ambos casos, la sociedad civil ha desempeñado un papel crucial, al coordinarse con la actuación de ciertos gobiernos que comparten su postura.
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Algunos ejemplos de esta nueva forma de diplomacia son Rio+20, el Foro Social Mundial, los observatorios sociales y la Unión para la Sostenibilidad, donde se dan procesos de diálogo, toma de decisiones y negociaciones que impactan a nivel global, es decir instancias de construcción colectiva para políticas de todo tipo en las que intervienen individuos que no representan a países o gobiernos sino a los ciudadanos.
 
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Estos "nuevos diplomáticos" son personas que viajan a diferentes partes del mundo para reunirse con otros y, desde la agenda de las formas sostenibles del desarrollo humano, participan e influyen en el proceso de toma de decisiones a nivel regional y global.
La creación de la Corte Penal Internacional para perseguir los crímenes contra la humanidad, el genocidio y los crímenes de guerra es otro ejemplo relevante a este respecto.
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Son personas que buscan garantizar el pleno respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, en todas las circuns­tancias y en todos los países, instando a los gobiernos y a las organizaciones internacionales a observarlas.
 
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El comienzo de este nuevo rumbo hacia un mundo más humano se puede reflejar también, además de la mencionada cumbre Río+20 o el Foro Social Mundial, en los éxitos obtenidos en la lucha contra las minas antipersonal y en las iniciativas para restringir la proliferación de armas ligeras y de pequeño calibre. En ambos casos, estos embajadores de la nueva diplomacia y las organizaciones sociales que representan a la sociedad civil han desempeñado un papel crucial.
En el mundo actual se siguen tendencias preocupantes que son perniciosas en sí mismas y que amenazan el orden internacional establecido durante las últimas décadas.
 
Estas tendencias plantean retos importantes a las organizaciones internacionales existentes y a los tratados que legislan la conducta de los estados. La comunidad internacional tendrá que hacer frente a un proceso de desintegración e inestabilidad internacional que no ha tenido precedentes desde la década de los años treinta, a menos que en los años venideros se siga respetando el ordenamiento jurídico internacional.
 
 
 
Hay que hacer todos los esfuerzos que sean necesarios para garantizar el pleno respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, así como a las estipulaciones de las organizaciones internacionales cuyo objetivo con­siste en asegurar la observancia de los derechos humanos en todas las circuns­tancias y en todos los países.
 

Revisión del 16:03 30 jul 2012

Uno de los retos más importantes a los que nos enfrentamos es conseguir un mundo más humano. Esta idea debe transformarse en algo más que una ilusión. Es un imperativo moral. Necesitamos nuevas perspectivas y nuevas herramientas. Nos hace falta una nueva forma de diplomacia, que esté basada en los esfuerzos colectivos de una amplia gama de participantes, ya sean representantes de los gobiernos o de carácter independiente. Dependerá de nuestra habilidad para despertar la conciencia social sobre las necesidades humanas fundamentales en materia de seguridad y requerirá un nuevo consenso plural para abordar las necesidades y derechos básicos humanos que afectan a la vida diaria de millones de personas y que amenazan el orden internacional establecido durante las últimas décadas. Estas tendencias plantean retos importantes a las organizaciones internacionales existentes y a los tratados que legislan la conducta de los estados.

También, esta incipiente diplomacia supera las fronteras de las relaciones entre estados e implica a los individuos y a las organizaciones que tienen cabida en distintos sectores de la sociedad civil. Al respecto, en los últimos años han proliferado en diferentes partes del mundo organizaciones sociales y ciudadanos globales que se autoconvocan y organizan foros, conferencias y encuentros, en algunos casos representándose a sí mismos y en otros a organizaciones del sector social. Algunos ejemplos de esta nueva forma de diplomacia son Rio+20, el Foro Social Mundial, los observatorios sociales y la Unión para la Sostenibilidad, donde se dan procesos de diálogo, toma de decisiones y negociaciones que impactan a nivel global, es decir instancias de construcción colectiva para políticas de todo tipo en las que intervienen individuos que no representan a países o gobiernos sino a los ciudadanos. Estos "nuevos diplomáticos" son personas que viajan a diferentes partes del mundo para reunirse con otros y, desde la agenda de las formas sostenibles del desarrollo humano, participan e influyen en el proceso de toma de decisiones a nivel regional y global. Son personas que buscan garantizar el pleno respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, en todas las circuns­tancias y en todos los países, instando a los gobiernos y a las organizaciones internacionales a observarlas. El comienzo de este nuevo rumbo hacia un mundo más humano se puede reflejar también, además de la mencionada cumbre Río+20 o el Foro Social Mundial, en los éxitos obtenidos en la lucha contra las minas antipersonal y en las iniciativas para restringir la proliferación de armas ligeras y de pequeño calibre. En ambos casos, estos embajadores de la nueva diplomacia y las organizaciones sociales que representan a la sociedad civil han desempeñado un papel crucial.