Diferencia entre revisiones de «Sumisión (como valor)»
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Revisión actual del 00:06 31 oct 2025
| Definición RAE:
1. Sometimiento de alguien a otra u otras personas. 2. Sometimiento del juicio de alguien al de otra persona. 3. Acatamiento, subordinación manifiesta con palabras o acciones. |
El término remite a la idea de “ponerse por debajo” o de “aceptar la autoridad de otro”. Históricamente, la sumisión ha tenido connotaciones ambivalentes. Por un lado, se la ha asociado con la obediencia ciega, la pérdida de autonomía y la dependencia excesiva. Por otro lado, en un marco de orden social, espiritual o comunitario, ha sido vista como una virtud vinculada con la humildad, la aceptación de la autoridad legítima y la capacidad de dejar de lado el ego para servir a un bien mayor.
Esta doble dimensión obliga a distinguir entre una sumisión degradante, que anula la libertad, y una sumisión constructiva, que se asume de manera consciente, libre y orientada a valores más altos como la justicia, la convivencia o la cooperación.
Como valor, la sumisión no significa esclavitud ni pasividad absoluta, sino reconocimiento de que en la vida existen jerarquías, normas y autoridades que permiten el funcionamiento de la sociedad. En este sentido, implica aceptar reglas, obedecer disposiciones justas y reconocer los límites personales. Una persona que practica la sumisión en este plano muestra respeto hacia los demás, modera su ego y contribuye al orden colectivo.
La sumisión también puede interpretarse como un acto de humildad. Significa aceptar que no siempre se tiene la razón, que a veces es necesario escuchar, dejarse guiar o acatar decisiones por el bien común. En este sentido, se diferencia de la sumisión negativa, donde se renuncia a toda voz y voluntad. La sumisión positiva se relaciona con la obediencia razonada, la disciplina y la disposición a aprender de otros.
En el plano espiritual, muchas tradiciones religiosas han considerado la sumisión como un valor esencial. La sumisión a Dios o a principios superiores no se entiende como esclavitud, sino como una actitud de confianza, entrega y reconocimiento de un orden trascendente. En la vida comunitaria, por su parte, la sumisión a normas y acuerdos comunes fortalece la cohesión social, pues asegura que todos los miembros respeten reglas compartidas que garantizan la equidad y el respeto mutuo.
Practicada con equilibrio, permite una convivencia más armónica, fortalece la disciplina y abre espacio para el aprendizaje. El desafío consiste en cultivar una sumisión razonada y libre, capaz de enriquecer tanto a la persona como a la sociedad.
Beneficios de la sumisión
● Enseña a reconocer reglas y estructuras que ordenan la vida, lo que ayuda a evitar el caos y a cultivar hábitos de responsabilidad.
● Fortalece el respeto hacia la autoridad legítima.
● Reduce conflictos innecesarios al evitar choques constantes de egos y abrir espacio a la cooperación.
● Fomenta la apertura al aprendizaje y la capacidad de recibir correcciones sin resentimiento.
● Aprender a obedecer y a aceptar límites prepara a la persona para ejercer liderazgo en el futuro, pues solo quien sabe reconocer autoridad puede ejercerla con justicia.
● Cuando las personas aceptan reglas compartidas y actúan con sumisión razonada, la comunidad se cohesiona, se mantiene el orden y se evita la fragmentación.
● En las tradiciones religiosas, la sumisión entendida como confianza y entrega favorece una vida más serena y orientada a principios trascendentes.