Solidaridad (valor)

Definición RAE: 1. Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros.

El término proviene del latín soliditas, que significa “cualidad de sólido”. En su origen, aludía a lo entero, lo compacto y lo indivisible. En su desarrollo histórico y filosófico, el término fue ganando densidad moral y social hasta referirse a la unión de personas que comparten intereses comunes y que se apoyan mutuamente para alcanzar el bienestar colectivo y el individual.

La solidaridad refiere a asumir un deber activo y duradero con quienes atraviesan necesidades. Implica cooperación, ayuda mutua y compromiso desinteresado con el bien común, reconociendo que el destino de cada persona está entrelazado con el de las demás.

En su forma más genuina, la solidaridad trasciende diferencias de origen, religión, cultura o ideología política y se enfoca en la necesidad humana en sí misma. De este modo, es un principio universal que se expresa en múltiples ámbitos: en la familia, cuando un miembro apoya a otro sin esperar retribución; en la comunidad, cuando se organizan redes vecinales frente a una adversidad; en la vida internacional, cuando los países más desarrollados colaboran con los que enfrentan emergencias o procesos de reconstrucción.

La solidaridad no es simple caridad, en tanto no se limita al gesto puntual de un individuo hacia otro. Es más bien un entramado colectivo, donde todos se sienten responsables de todos y cada acción en favor de otro se convierte en una construcción compartida. Desde esta perspectiva, la solidaridad constituye la base para el desarrollo de sociedades cohesionadas y justas.

Históricamente, este valor ha sido interpretado tanto desde la filosofía como desde la religión. En el pensamiento aristotélico, se vincula con la idea de bien común, entendido como la suma de las felicidades individuales alcanzadas a través de una vida virtuosa. Mientras que, en el cristianismo, se consolidó como un principio fundamental de fraternidad, al concebir a todos los seres humanos como iguales y hermanos, llamados a compartir y sostenerse mutuamente.

Beneficios de la solidaridad

●      Al estar orientada hacia quienes atraviesan situaciones de necesidad, corrige desequilibrios y contribuye a reducir brechas sociales, económicas y culturales.

●      Ponerse en el lugar del otro y comprender sus circunstancias amplía la visión del mundo, disminuye la indiferencia y fomenta una actitud más humana y compasiva.

●      Crea vínculos de confianza y reciprocidad, indispensables para la convivencia pacífica y la cooperación comunitaria.

●      Ayudar sin esperar nada a cambio produce satisfacción y sentido de propósito.

●      Las comunidades solidarias responden mejor frente a crisis, desastres naturales o emergencias sociales porque cuentan con redes de apoyo y cooperación que permiten afrontar los desafíos con mayor fortaleza.

●      Favorece la sostenibilidad al convertirse en un principio esencial para garantizar que los recursos, las oportunidades y los beneficios del progreso se distribuyan de manera más equilibrada.