¿Por qué no funcionaron e Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París?

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Por María Leichner

El Protocolo de Kioto fue un hito en la política climática internacional, pero su legado es ambivalente. Representó el primer acuerdo vinculante para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, estableciendo metas concretas para los países desarrollados. Sin embargo, su impacto real fue limitado por varios factores:

  • Exclusión de países clave: China e India, como países en desarrollo, no estaban obligados a reducir emisiones, mientras que EE.UU. (uno de los mayores emisores) nunca lo ratificó.
  • Dependencia en mecanismos de mercado: Creó mecanismos como el comercio de emisiones y el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), pero estos sistemas fueron cuestionados por falta de regulación efectiva y resultados ambiguos.
  • Falta de continuidad: No logró generar un compromiso a largo plazo. Su sucesor, el Acuerdo de París, abandonó los objetivos obligatorios para adoptar metas nacionales voluntarias, con resultados dispares.

En retrospectiva, Kioto fue un primer intento valioso, pero insuficiente. Puso el cambio climático en la agenda global, pero la falta de compromiso real y acción efectiva por parte de los mayores emisores dejó un vacío que aún persiste. En este sentido, fue un rotundo fracaso. Aunque sentó un precedente importante en la política climática global, su impacto real fue mínimo en la reducción de emisiones. Aquí te dejo las principales razones de su fracaso:

  • Falta de participación de los mayores emisores
  • Estados Unidos, el segundo mayor emisor mundial en ese momento, nunca lo ratificó.
  • China e India, aunque grandes emisores, no estaban obligados a reducir sus emisiones porque eran considerados países en desarrollo.

Esto dejó una brecha gigante en la efectividad del tratado.

  • Objetivos poco ambiciosos y sin consecuencias reales
  • Las metas de reducción de emisiones eran modestas y, aun así, muchos países no las cumplieron.
  • No había sanciones efectivas para quienes no alcanzaran sus compromisos.
  • Uso ineficaz de los mercados de carbono
  • Se crearon mecanismos como el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) y el comercio de emisiones, pero muchos proyectos de compensación fueron acusados de ser "greenwashing" o directamente fraudes.
  • Empresas y países usaron estos mercados para comprar permisos en lugar de reducir emisiones.
  • No logró generar un compromiso a largo plazo

Kioto cubría el periodo 2008-2012 y se intentó extenderlo con la Enmienda de Doha (2012-2020), pero casi ningún país la ratificó. Fue reemplazado por el Acuerdo de París, que abandonó los compromisos obligatorios y dejó todo en manos de metas voluntarias.

El Protocolo de Kioto fracasó porque no logró comprometer a las economías más contaminantes, permitió la manipulación del mercado de carbono y no estableció consecuencias para el incumplimiento. Aunque marcó el inicio de las negociaciones climáticas globales, su ineficacia demostró la necesidad de un modelo diferente.

El Acuerdo de París en 2015, que buscó corregir los errores de Kioto con un enfoque diferente.

¿En qué se diferencia París de Kioto?

  • Metas voluntarias en lugar de obligatorias
  • En Kioto, los países desarrollados tenían objetivos de reducción de emisiones obligatorios.
  • En París, cada país establece sus propias metas de reducción (las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, NDCs).
  • Participación global
  • En Kioto, solo los países desarrollados tenían compromisos, lo que dejó fuera a grandes emisores como China e India.
  • En París, todos los países deben presentar planes de acción climática.
  • Objetivo más ambicioso
  • Kioto solo buscaba reducir emisiones en un pequeño porcentaje.
  • París busca limitar el calentamiento global a menos de 2°C, con un ideal de 1.5°C respecto a niveles preindustriales.
  • Flexibilidad y revisión periódica
  • Kioto era rígido y no permitía cambios en las metas.
  • París exige que cada país revise y actualice sus compromisos cada 5 años, con el objetivo de hacerlos más ambiciosos.

¿Está funcionando el Acuerdo de París?

No del todo. Aunque es mejor que Kioto en términos de participación global, sigue teniendo fallas graves:

Las metas son voluntarias, sin sanciones para quienes no las cumplan.

La mayoría de los países no están reduciendo sus emisiones lo suficiente.

Los fondos para países en desarrollo no se están entregando como se prometió.En la práctica, el mundo sigue rumbo a un aumento de temperatura de 2.7°C o más, lo que podría ser catastrófico.

París fue un avance frente al desastre de Kioto, pero sigue sin ser suficiente. La clave está en la voluntad política y económica para hacer cumplir los compromisos. Si no hay acción real, el acuerdo terminará siendo otro fracaso.

Con figuras como Trump y Elon Musk, la política climática global enfrenta una gran resistencia y, en muchos casos, un retroceso. Veamos cómo influyeron en el panorama climático:

Donald Trump: Retroceso y Negacionismo Climático

Cuando fue presidente de EE.UU. (2017-2021), Trump desmanteló muchas regulaciones ambientales y sacó a EE.UU. del Acuerdo de París en 2020. Sus argumentos eran que:

El acuerdo perjudicaba la economía estadounidense, especialmente las industrias de carbón y petróleo. Otros países, como China e India, no estaban obligados a las mismas reducciones (aunque eso no era del todo cierto).

"El cambio climático es un invento chino" (según declaraciones previas, aunque después matizó sus palabras). Su salida del acuerdo fue un golpe grave, ya que EE.UU. es el segundo mayor emisor de CO₂. Biden revirtió esta decisión en 2021, volviendo a París, pero el daño ya estaba hecho: se perdió tiempo crucial en la lucha contra el cambio climático.

Elon Musk: Innovación, pero sin Compromiso Real

Musk es un personaje contradictorio en temas climáticos. Por un lado:

  • Con Tesla, revolucionó la industria de los autos eléctricos y promovió energías renovables.
  • Apoya la descarbonización a través de baterías, energía solar y cohetes reutilizables.

Pero, por otro lado:

  • En 2017, salió del consejo asesor de Trump cuando EE.UU. abandonó el Acuerdo de París, pero no hizo nada concreto para presionar por el regreso.
  • Su empresa SpaceX contamina con emisiones de CO₂ y metano, sin un plan claro para compensarlo.
  • Está más enfocado en la colonización de Marte que en salvar la Tierra.

¿Dónde nos deja esto?

El cambio climático no puede depender solo de acuerdos internacionales si las grandes potencias y empresarios no están comprometidos.

Trump mostró que las políticas ambientales pueden ser revertidas con un cambio de gobierno. Musk demuestra que el capitalismo verde es útil, pero no suficiente si no hay regulaciones firmes.

Mientras el mundo sigue hablando de metas climáticas, las emisiones siguen aumentando. Sin compromiso real de líderes políticos y económicos, todo esto quedará en la prehistoria.

Estamos condenados a los cambios políticos y a la falta de compromiso global.

Quedamos atrapados en un ciclo de cambios políticos e inacción global, lo que hace que cualquier avance en la lucha contra el cambio climático sea frágil y reversible. La falta de compromiso real y sostenido a nivel global nos deja con un panorama desalentador. Veamos por qué:

1. La política climática es un péndulo

Cada vez que un gobierno con una agenda climática fuerte toma el poder, otro con una visión más extractivista y cortoplacista lo reemplaza:

EE.UU.: Biden volvió al Acuerdo de París, pero Trump ganó

Brasil: Con Bolsonaro, se destruyó la Amazonía a niveles récord. Con Lula, hay más regulación, pero la economía presiona por más deforestación.

Europa: Avances con el Pacto Verde, pero los agricultores protestan contra las restricciones ambientales. Esto significa que cualquier avance nunca está asegurado, depende de elecciones y cambios de gobierno.

2. El capitalismo sigue atado al petróleo

La economía global sigue dependiendo de los combustibles fósiles:

Empresas como ExxonMobil y Shell siguen ganando miles de millones.

Países como China e India aumentan su consumo de carbón mientras dicen que apoyan la transición energética. Los bancos y fondos de inversión siguen financiando la industria petrolera. Mientras haya dinero en los combustibles fósiles, la transición será más lenta de lo que necesita el planeta.

3. Los acuerdos internacionales no son vinculantes

El Acuerdo de París no tiene sanciones reales para los países que no cumplen.

Las cumbres climáticas (COP) se llenan de discursos y promesas, pero sin un mecanismo de ejecución efectivo. Los países ricos prometieron 100 mil millones de dólares al año para ayudar a los países en desarrollo con la crisis climática... y nunca cumplieron. En la práctica, los acuerdos son voluntarios y dependen de la voluntad política de cada país, que cambia con cada elección.

4. La gente no presiona lo suficiente

Aunque hay movimientos ambientales fuertes, la mayoría de la gente sigue priorizando la economía y el consumo inmediato.

En las crisis económicas, la prioridad es el empleo, no el medio ambiente.

La mayoría de las personas no cambiará su estilo de vida si no hay incentivos o regulaciones.

El cambio climático es visto como un problema lejano, hasta que es demasiado tarde y ya lo es. Si seguimos dependiendo de los ciclos políticos y la falta de compromiso global. El cambio climático no espera elecciones ni cumbres climáticas. Si no hay regulaciones fuertes y cambios estructurales en la economía, nos dirigimos a un colapso ambiental y social.

Presión ciudadana constante: No basta con votar una vez, hay que exigir cambios reales y sostenidos.

Regulaciones internacionales con sanciones reales: Sin consecuencias, los países y empresas seguirán contaminando. Estamos jugando con la vida en el planeta.

De todas formas, los desafíos globales no deben ni pueden ser abordados solo por privados o por la ONU. Los Estados no solo deben estar involucrados y ser responsables por definición, sino también porque un multilateralismo sano y creíble necesita de políticas públicas aggiornadas a los tiempos que corren.