Principio de laboriosidad

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Laboriosidad es la cualidad de laborioso, que significa perseverancia y esmero en el trabajo. Este adjetivo por su parte, procede del latín laboriōsus y hace referencia a aquel que es muy aplicado al trabajo.

La laboriosidad suele considerarse como un valor moral o una virtud. Gracias a la laboriosidad, la labor (el trabajo) pasa de ser algo obligatorio o necesario a un valor. Implica realizar las tareas con esmero, atendiendo los detalles y tratando de conseguir el mejor resultado posible.

En el caso concreto del trabajo como tal, se considera que una persona tiene el “don” de la laboriosidad si cumple con todos los deberes que le han sido impuestos, si es constante en sus tareas, si sigue el horario que tiene establecido, si el orden se convierte en una de sus máximas profesionales.

La laboriosidad, como característica de la personalidad, posibilita en el niño la tenacidad, el esmero y la paciencia, cosas indispensables para realizar las tareas. Un niño laborioso suele hacer sus trabajos con belleza y limpieza.

Esto lleva, por lo tanto, a determinar que quien quiera poseer ese valor debe seguir las siguientes directrices:

  • Debe comenzar y acabar su trabajo en las horas que están previamente estipuladas.
  • Debe finalizar sus tareas en el orden de llegada e importancia que se haya establecido.
  • Debe evitar siempre el dejar los trabajos sin concluir.
  • Debe cumplir con todos sus deberes, independientemente de que le gusten o no.
  • Debe evitar cualquier tipo de distracción dentro de su ámbito laboral.
  • Debe tener todo el material que necesita utilizar en el orden más adecuado.
  • Debe también, en la medida que sea posible, ayudar a los compañeros que así se lo soliciten y necesiten.

La idea de la laboriosidad es que, con esfuerzo, el trabajo se convierte en una fuerza transformadora y de progreso. Supongamos que una persona se dedica a vender refrescos en el tren. Sabe que, si trabaja cinco horas al día, consigue el dinero necesario para comer y para mantener a su familia. Sin embargo, con laboriosidad, decide trabajar ocho horas al día para conseguir más dinero, ahorrar, y algún día, poder comprar una casa.

Como hemos mencionado, la laboriosidad se ha convertido en un valor del ser humano muy importante. Y es que la persona que cuenta con él no sólo se identifica por estar activo y realizar su trabajo de manera competente y profesional, sino también por dedicar tiempo a otros individuos. En este último sentido, también se considera que alguien practica la laboriosidad cuando dedica tiempo a estar con sus hijos, pareja o padres así como quien utiliza su tiempo libre para poder acometer tareas en asociaciones sin ánimo de lucro o entidades de beneficencia.

La laboriosidad, por lo tanto, es hacer algo más que cumplir con lo imprescindible, lo obligatorio o lo mínimo necesario. Supone realizar un esfuerzo extra para conseguir un logro adicional y progresar.

Es importante, de todas formas, no confundir el esfuerzo y la laboriosidad con la adicción al trabajo, ni con la explotación. Una persona tiene derecho a disfrutar del tiempo libre y necesita descansar, sin que eso implique pereza o una falla moral.

Formas de ejercitar la laboriosidad

  • Cumplir los deberes laborales. Es propio de la justicia y la lealtad, y también del ejercicio de la laboriosidad. Incluye el cuidado de los detalles y acabar bien las cosas para lograr un trabajo bien realizado. Orden en el trabajo y en el horario.
  • La cooperación. La cooperación o colaboración es el resultado del trabajo en equipo, es la tarea de ayudar y servir, de una manera desinteresada e incondicional, a los demás.

La cooperación es un valor moral y social, fundamental en la vida en sociedad. Consiste en el trabajo en común llevado a cabo por parte de un grupo de personas o entidades mayores hacia un objetivo compartido. El trabajo cooperativo no compite, sino que suma fuerzas para alcanzar el objetivo. Para que los niños sean personas colaboradoras y cooperantes, es necesario que desarrollemos en ellos un espíritu generoso, solidario y altruista.

  • Escuchar lo que expresan y actuar en consecuencia. Esta capacidad es importante para adoptar la conducta correcta en cualquier circunstancia. La empatía es un valor que se aprende desde edades muy tempranas. Para ello, hay que desarrollar la inteligencia emocional del niño en el colegio pero también en casa.
  • El respeto define la forma en que actuamos ante los demás. El amor nos ayuda a actuar desde el bien a través del respeto y la libertad que cada quien posee. La justicia implica trata de actuar y tomar las decisiones más equilibradas según cada persona o situación merezca. Y la bondad es el deseo de hacer el bien a otras personas.
  • El trabajo es un rol básico y central en la vida. Por la cantidad de tiempo que dedicamos a trabajar, porque permite la satisfacción de necesidades económicas y psicosociales, y por su interrelación con otras áreas de la vida (por ejemplo, familia o tiempo libre). El trabajo tiene valor en sí mismo, construye, madura, capacita y por eso es importante fomentar la laboriosidad. La capacitación técnica es una condición necesaria para poder desarrollar la laboriosidad porque en cuanto se domina a la técnica se puede comenzar a introducir su estilo personal.

La laboriosidad en las organizaciones

Obviamente, la correcta utilización de los diferentes recursos que una persona o una empresa requiere para trabajar y llevar adelante sus tareas, es una obligación que atañe a las organizaciones de los tres sectores. Es aquí dónde entran los conceptos de eficiencia, eficacia y efectividad, que nos aseguran lograr el máximo resultado con el mínimo uso de recursos y energía. Es lo que se conoce con el nombre de eco-eficiencia –económicamente y ecológicamente eficiente–, concepto que está estrechamente ligado a la creación de valor ambiental e integral.

Eficiencia, eficacia y efectividad

Eficiencia (del latín eficientĭa) es la capacidad de disponer de alguien o algo para conseguir el cumplimiento adecuado de una función, es hacer correctamente las cosas.  .

  • En física, la eficiencia de un proceso o de un dispositivo es la relación entre la energía útil y la energía invertida.                                                                                                        
  •  En economía, la eficiencia es la cantidad mínima de inputs (horas-hombre, capital invertido, materias primas, etc.) para obtener un nivel o grado de datos de outputs (ganancias, objetivos cumplidos, productos, etc.).
  • En administración (management) se puede definir la eficiencia como la relación entre los logros conseguidos con un proyecto y los recursos utilizados en el mismo. Se entiende que la eficiencia se da cuando se utilizan menos recursos para lograr un mismo objetivo. O al contrario, cuando se logran más objetivos con los mismos o menos recursos.   
  • En Fundamentos de los sistemas de información, eficacia es conseguir algo y eficiencia, conseguirlo y a tiempo.                                                                                        
  • En agricultura, la eficiencia del riego es el porcentaje del volumen de agua derivada en un sistema de riego con relación al volumen de agua efectivamente, utilizado por las plantas.

¿Cuál es la diferencia entre esta tríada de palabras?

Según la Real Academia Española:

Eficiencia es la capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir el cumplimiento adecuado de una función.

Eficacia es la capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera.

Efectividad es exactamente lo mismo que eficacia.

Afortunadamente, Peter Drucker –considerado el padre de la administración moderna– establece a lo largo de su obra una serie de distinciones fundamentales entre ellas, lo cual nos arroja una claridad conceptual mucho mayor. Así tenemos que:

Eficiencia es hacer bien las cosas. Es decir, realizar una tarea buscando la mejor relación posible entre los recursos empleados y los resultados obtenidos. La eficiencia tiene que ver con el “cómo”. El modelo para la mejora de la eficiencia se apoya en tres pilares básicos: personas, procesos y clientes. Y se logra con personas competentes o con capacidades, actitudes, aptitudes, habilidades y experiencias. Se necesitan flujos rápidos, efectivos y continuos de actividades que añaden valor al producto o al servicio para el cliente con procesos eficientes, analizando dichas actividades y calidad.

Eficacia es hacer las cosas correctas. Es decir, llevar a cabo tareas de la mejor manera, que conduzcan a la consecución de los resultados. Tiene que ver con “qué” cosas se hacen. Eficacia es hacer lo necesario para alcanzar o lograr los objetivos deseados o propuestos.

Efectividad es hacer bien las cosas correctas. Es decir, que las tareas que se lleven a cabo se realicen de manera eficiente y eficaz. Tiene que ver con “qué” cosas se hacen y “cómo”.

¿Por qué la clave es la efectividad?

Porque se traduce como el equilibrio entre los indicadores, parciales, de eficiencia y la eficacia. Por ejemplo, la primera se ocupa de hacer algo lo mejor posible en cuanto al uso de recursos: busca perfeccionar el “cómo” se hacen las cosas, sin cuestionarse “qué” cosas hacemos. Así podemos llegar a situaciones contradictorias, cuando no completamente absurdas. En palabras de Drucker: no hay nada más inútil que hacer de forma muy eficiente aquello que no debería hacerse en absoluto.

La eficacia, por otro lado, tiene el objetivo de lograr el resultado, al margen de los recursos que se consuman para ello. Dicho de otro modo, busca encontrar el mejor “qué” sin preocuparse por “cómo” se llevarán a cabo las tareas ni su impacto en los recursos. Podría ser el camino seguro a un derroche extremo que convierta la consecución del resultado en algo muy difícil de justificar.

Siguiendo esa lógica, la efectividad se define como la cuantificación del logro de la meta. Sin embargo, debe entenderse que puede ser sinónimo de eficacia cuando se define como la capacidad de lograr el efecto que se desea.

Tal vez es más claro si se plantea la relación de estos tres términos con una fórmula:

Eficacia + Eficiencia = Efectividad

Podemos decir entonces que el cálculo de la eficiencia y de la efectividad de un proceso permite entender, aunque sea en un panorama general, el funcionamiento idóneo de dicho proceso o del sistema en que se inserta. Sería imposible ser efectivo sin lograr antes un buen rendimiento en cuanto a eficacia y eficiencia.

Por ejemplo, si un dirigente es efectivo, se refiere a que es apto, capaz y competente, ya que cumple con tareas y desempeña una acción favorable para los intereses de la empresa. Al mencionar efectividad, se hace referencia a la capacidad o habilidad que tiene una persona, animal, máquina, dispositivo o cualquier elemento para obtener un resultado determinado a partir de una acción.

Esta capacidad supone la aplicación de ciertas acciones, actitudes o soluciones frente a determinadas situaciones. Deben asegurar los resultados esperados a fin de ser consideradas efectivas. También podemos decir que una actitud o respuesta efectiva es aquella que busca como objetivo principal lograr un efecto.

La efectividad que plantea Drucker, quiere encontrar un término medio con sentido, un punto de equilibrio ideal entre eficiencia y eficacia. La búsqueda de la efectividad impide que un exceso de foco en la eficiencia provoque que no se alcance el resultado deseado o que no se haga a tiempo. De la misma manera, impide que un exceso de foco en la eficacia pueda dar con el punto de equilibrio al traste con la rentabilidad del resultado, descompensando el esfuerzo. Cuando trabajamos de forma efectiva, el foco se mantiene en el punto óptimo entre lo más eficiente y lo más eficaz.

Encontrar el equilibrio entre la eficacia y eficiencia es el camino a la efectividad, sin importar qué definición decidamos utilizar.

¿Cómo relacionar la laboriosidad con la proactividad?

  1. Hacer un diagnóstico de la realidad institucional.
  2. Proponer actividades de solución de los problemas encontrados.
  3. Establecer posibles fuentes de recursos.
  4. Organizar equipos de trabajo.
  5. Programar las actividades.

Para más información

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