Planificación estratégica

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La planificación estratégica es un proceso sistemático de desarrollo e implementación de planes para alcanzar propósitos u objetivos. Se aplica sobre todo en los asuntos militares (donde se llamaría estrategia militar), y en actividades de negocios. Dentro de los negocios se usa para proporcionar una dirección general a una compañía (llamada Estrategia empresarial), en estrategias financieras, de desarrollo de recursos humanos u organizativos, en estrategias de marketing incluyendo desarrollos de producto y marca, así como programas de promoción, en desarrollos de tecnología de la información para enumerar tan solo algunas aplicaciones. Pero también puede ser utilizada en una amplia variedad de actividades, desde campañas electorales a competiciones deportivas y juegos de estrategia como el ajedrez.

Dentro de las organizaciones, la planificación estratégica es el proceso mediante el cual se analiza la situación externa e interna de la empresa, estableciendo objetivos generales y formulando las estrategias a seguir para lograr los objetivos que se han planteado.

Es una herramienta muy importante para la toma de decisiones, especialmente sobre la forma como se está actuando y el camino que se debe seguir en el futuro para lograr alcanzar los objetivos formulados y establecidos. Esto demanda partir del diagnóstico de la situación presente y establecer los parámetros de acción para orientar a la empresa hacia oportunidades económicas atractivas para ella y la sociedad, es decir adaptadas a sus recursos y su saber hacer, y que ofrezcan un potencial de crecimiento y rentabilidad que le permita llegar al futuro esperado ya sea en el mediano o largo plazo.

Para ello, previamente se deberá precisar la misión de la empresa, definir sus propósitos, metas y objetivos; elaborar estrategias de desarrollo que mantengan una estructura racional en su cartera de productos/mercados, y estrategias de crecimiento e impacto, así como planes de cartera de negocios para las operaciones de la compañía y todos los efectos de las variables circundantes.

Funciones

Además de lo mencionado, la planificación estratégica es importante para las empresas porque une las fortalezas comerciales con las oportunidades de mercado y brinda una dirección para cumplir con los objetivos.

Es un mapa de ruta, que incluye las metas y los objetivos para cada área crítica del negocio, entre los que se encuentran la organización, la administración, el marketing, las ventas, los clientes, los productos, los servicios y las finanzas. Estas áreas comerciales se distribuyen en un sistema integrado que permite que la organización pueda trazar una ruta de manera exitosa y encaminarse a cumplir sus metas.

Implica asimismo la capacidad de observación y anticipación frente a desafíos y oportunidades que se generan en las condiciones externas a una organización y de su realidad interna, y como ambas fuentes de cambio son dinámicas, este proceso por consecuencia lo es.

Otra de sus funciones es la de proporcionar a las organizaciones herramientas de evaluación, seguimiento y medición de resultados, además de sentar las bases de la detección de áreas de oportunidad y la mejora continua de sus procesos.

Una buena estrategia debe ser:

  • Capaz de alcanzar el objetivo deseado.
  • Factible y apropiada, capaz de realizar una buena conexión entre el entorno, los recursos y las competencias de la organización
  • Capaz de proporcionar a la organización una ventaja competitiva, que debería ser única y sostenible en el tiempo.
  • Dinámica, flexible y capaz de adaptarse a las situaciones cambiantes.
  • Medible en términos de su efectividad

Algunas definiciones

A la planificación estratégica se la puede definir como el arte y ciencia de formular, implantar, dirigir y evaluar decisiones interfuncionales que permitan a la organización llevar a cabo sus objetivos.

Para A. Chandler, “es la determinación de los objetivos a largo plazo y la elección de las acciones y la asignación de los recursos necesarios para conseguirlos”. Mientras que Michael Porter afirma que “consiste en desarrollar una amplia fórmula de cómo la empresa va a competir, cuáles deben ser sus objetivos y qué políticas serán necesarias para alcanzar tales objetivos”.

En cualquier caso, debe ser pensada y ejecutada por los altos directivos, pero abarca a toda la empresa, por lo tanto, la mayoría de los miembros de una organización deben estar comprometidos para que pueda alcanzar el impacto esperado.

La convicción en torno a que el futuro deseado es posible, permite la construcción de una comunidad de intereses entre todos los involucrados en el proceso, lo que resulta ser un requisito básico para alcanzar las metas propuestas. Del mismo modo que la legitimidad y el grado de adhesión en el conjunto de los actores, dependerá en gran medida del nivel de participación con que se implemente todo el proceso.

Dado que la planificación estratégica se proyecta a plazos, durante los mismos debe estar en observación para poder realizar las correcciones que se requieran sin importar la etapa en la que se encuentre.

Fases de la planificación estratégica

1. Establecer la visión y misión de la empresa

Por una parte, la visión es un enunciado que nos señala hacia dónde queremos llevar la empresa en el futuro, o qué es lo que queremos llegar a ser como organización. La pregunta fundamental que nos debemos formular para establecer la visión es: ¿hacia dónde vamos? Mientras que la Visión señala el horizonte hacia dónde se dirige la organización, el pacto cultural determina el conjunto de valores con los cuáles la organización justifica sus acciones.

Asimismo, la misión nos indica cuál es el propósito de la existencia de la empresa. La pregunta que nos haremos en este caso es: ¿A qué nos dedicamos? ¿Cuál es la razón de ser de la empresa? La misión de la empresa justifica su existencia.

2. Realizar un análisis externo

El análisis externo nos sirve para evaluar el entorno donde se mueve la empresa. Lo esencial es determinar las oportunidades y amenazas que enfrenta tanto en el momento actual, como las nuevas tendencias que le podrían afectar de manera positiva o negativa.

3. Realizar un análisis interno

El análisis interno brinda información sobre el estado y la capacidad que posee la organización para conocer las debilidades y fortalezas que tiene, lo que le permitirá afrontar mejor los retos y desafíos que se le presenten.

4. Elaborar el diagnóstico y la formulación de objetivos

En relación con el diagnóstico de la situación, este nos permite ubicarnos en el entorno real en que se maneja la empresa y establecer los objetivos, considerando la capacidad y la disponibilidad de recursos con los que se pueden contar.

De esa forma los objetivos resultan realistas, sin ser muy precarios ni tampoco tan ambiciosos que luego sean imposibles de alcanzar.

5. Elaborar el análisis estratégico

Considerando los datos y la información obtenida del análisis del entorno interno y externo de la empresa, de su capacidad y de la disponibilidad de recursos; se procede a determinar su posición estratégica.

6. Efectuar el análisis competitivo

Sin duda, en el análisis competitivo ya se determinan concretamente las fortalezas y debilidades que posee la empresa, así como las amenazas y oportunidades que enfrenta en el mercado objetivo que atiende. El uso del análisis FODA o DAFO es fundamental en este paso, debido a que ofrece información precisa sobre estos elementos en un mercado concreto.

7. Tomar decisiones sobre las estrategias y acciones empresariales

Por último, en este paso se conjugan todos los pasos anteriores. De este modo, se examinan los valores de la empresa que forman el pacto cultural, se verifica el enunciado de la misión o de la razón de ser de la empresa y se consideran los datos obtenidos del análisis tanto interno como externo.

Todo esto sirve para revisar el diagnóstico realizado y los objetivos propuestos, para conjugar esta situación con el análisis estratégico y competitivo de la empresa con el objeto de tomar las pautas de decisión y de acción requeridas para obtener con éxito los objetivos establecidos.

Para concluir, podemos notar que las empresas que aplican la herramienta de planeación estratégica son más rentables y exitosas, ya que les permite detectar mejor sus debilidades y fortalezas, sus oportunidades y amenazas; favoreciendo una mejor coordinación y un mejor control de todas sus actividades, lo que provoca que sea más fácil alcanzar los objetivos.

Consultorías de estrategia

Los planes estratégicos suelen ser implementados mediante los aportes de las consultorías de estrategia.

En este sentido, hay dos categorías de prestadores de estos servicios:

1- Profesionales independientes: Suelen ser graduados de carreras vinculadas a la administración o psicología de las Organizaciones, que asisten a las empresas para el desarrollo de sus planes estratégicos.

El principal beneficio es la agilidad para desarrollarlo y el principal problema es la falta de estructura de estos profesionales para hacer frente a las necesidades complejas de un proceso de este tipo. Por esto esta alternativa suele ser tomada por empresas de menor porte.

2- Firmas de consultoría: Son organizaciones especializadas en el tema, y dentro de sus tareas se encuentra el diseño y puesta en marcha de estos planes.

El principal beneficio es aprovechar la experiencia y los modelos de trabajo ya probados, así como garantizarse una continuidad gracias a contar con una estructura, y el principal problema es que la mayoría no se involucra directamente en el corolario de los resultados sino en el diseño de estos planes solamente (no todas las firmas actúan así, pero sí la mayoría). Esta alternativa suele ser tomada por organizaciones y empresas de mediano porte y de gran porte