Método científico

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El misterianismo

De Nicholas Carr (ensayista)

La ciencia progresa con saltos, paso a paso o a los tumbos. Su avance en apariencia inexorable fomenta la sensación de que podemos conocerlo todo, y que debemos conocerlo todo. La idea es que a través de la observación, la experimentación y mucho pensar y devanarse la cabeza lograremos explicar y descular hasta los más oscuros y complejos secretos de la naturaleza: la conciencia, la materia oscura, el tiempo, la historia misma del universo. ¿Y si nuestra fe absoluta en ese rasgo "conocible" de la naturaleza fuese apenas una ilusión, un engañoso exceso de confianza de la mente humana? Ése es el marco conceptual que maneja la escuela de pensamiento llamada misterianismo. Situada en la intersección a veces fructífera y otras veces ríspida de investigación científica e investigación filosófica, el punto de vista misterianista está impulsado por muchos pensadores respetables, desde el filósofo Colin McGinn hasta el psicólogo cognitivo Steven Pinker. Los misterianos proponen que el intelecto humano tiene fronteras y que algunos de los misterios de la naturaleza tal vez permanezcan para siempre más allá de nuestra comprensión. Argumentan que la mente humana puede ser incapaz de comprenderse a sí misma, que nunca entenderá cómo funciona la conciencia. Pero si el misterianismo se aplica a las obras de la mente, no hay razón para que no pueda aplicarse también a las obras de la naturaleza en general. El mejor y más simple argumento del misterianismo puede encontrarse en la evidencia evolucionista. Cuando examinamos cualquier otro ser viviente, entendemos de inmediato que su intelección es limitada. Ni el perro más brillante y curioso logrará dominar las matemáticas. Ni el más sabio de los búhos sabe nada de la anatomía de los ratones que se come. Si todas las mentes que ha producido la evolución tienen una comprensión limitada, la lógica indica que nuestras mentes, también producto de la evolución, tienen asimismo sus limitaciones. Como lo señala Pinker: "El cerebro es un producto de la evolución, y así como el cerebro de los animales tiene límites, nuestros cerebros también". Pretender que el entendimiento humano no tiene límites es creer en una excepcionalidad humana rayana en lo milagroso, por no decir místico [...]. El misterianismo nos enseña humildad. A través de la ciencia, hemos llegado a entender muchas cosas de la naturaleza, pero es mucho más lo que permanece más allá del alcance de nuestra percepción y comprensión. Si los misterianos tienen razón, el logro máximo y definitivo de la ciencia sería revelar sus propias limitaciones.