Autopoeisis
Autopoiesis
La autopoiesis (del griego αυτο-, auto, "sí mismo", y ποιησις, poiesis, "creación" o "producción"), es un neologismo propuesto en 1971 por el médico y sociólogo chileno Humberto Maturana y el biólogo Francisco Varela, para designar el tipo de organización de los sistemas vivos. Se define muy ligeramente como la capacidad de los sistemas de producirse a sí mismos.
Este término nace de la biología pero más tarde es adoptado por otras ciencias y otros autores.
Según Maturana y Varela son autopoiéticos los sistemas que presentan una red de procesos u operaciones (que lo definen como tal y lo hacen distinguibles de los demás sistemas), y que pueden crear o destruir elementos del mismo sistema, como respuesta a las perturbaciones del medio. Aunque el sistema cambie estructuralmente, dicha red permanece invariable durante toda su existencia, manteniendo su identidad.
La autopoiesis designa la manera en que los sistemas mantienen su identidad gracias a procesos internos en que auto-reproducen sus propios componentes.
Los seres vivos son sistemas autopoieticos y que están vivos solo mientras están en “autopoiesis”. “Los seres vivos son redes de producciones moleculares en las que las moléculas producidas generan con sus interacciones la misma red que las produce”, dice Maturana,
Esta propiedad de los sistemas de producirse a sí mismos es la autopoiesis y define el “acoplamiento” de un sistema a su entorno. Para Maturana, la autopoiesis es la propiedad básica de los seres vivos, puesto que son sistemas determinados en su estructura, es decir, son sistemas tales que cuando algo externo incide sobre ellos, los efectos dependen de ellos mismos, de su estructura en ese instante, y no de lo externo.
Al igual que la célula, y los seres vivos los sistemas autopoiéticos tienen la capacidad de conservar la unión de sus partes e interactuar entre ellas. Los sistemas autopoiéticos son autónomos lo que los hace un sistema cerrado autorregulándose continuamente.
Estos sistemas están abiertos a su medio porque intercambian materia y energía, pero simultáneamente se mantienen cerrados operacionalmente, pues sus operaciones son las que lo distingue del entorno. No obstante, son autónomos en sus operaciones debido a la capacidad que tiene el sistema de reaccionar a los estímulos del medio que lo rodea.
La muerte de un ser vivo por ejemplo puede ser considerada como la disrupción de la autopoiésis ya que la muerte puede resultar de mecanismos de la dinámica interna o mecanismos interruptores de origen externo. En cualquiera de los dos casos, el sistema autopoiético no puede compensar más los efectos de esos mecanismos; lo apropiado es que sí los pueda compensar.
El autor Niklas Luhmann ha utilizado la autopoiésis para presentar un nuevo paradigma teórico: el de los sistemas autopoiéticos, como producto de una reflexión interdisciplinaria sobre los exitosos desarrollos de otras disciplinas. La aplicación del concepto de autopoiesis a los sistemas sociales implica que el carácter autorreferencial de estos sistemas no se restringe al plano de sus estructuras sino que incluyen sus elementos y sus componentes es decir, que él mismo construye los elementos de los que consiste.
Luhmann afirma que la autopoiesis no se limita a ser una propiedad de sistemas biológicos o físicos, y la define como la “capacidad universal” de todo sistema para producir “estados propios” bien diferenciados enlazando a estos las operaciones propias del sistema gracias a la “auto-organización” de éste.
El sociólogo pasa así el concepto de un nivel físico a un nivel cognitivo. La intención de Luhmann es buscar equivalentes funcionales a la integración normativa para dar solución al problema que afecta la autoorganización y la autoproducción de las sociedades en contextos de contingencia y riesgo. En ese aspecto introduce el nuevo paradigma autopoiético constituido en torno a la distinción entre sistema y entorno como condición de posibilidad para el sostenimiento del límite, el cual permite las operaciones autorreferenciales.